Bajo sospecha funcionario federal en Veracruz
•Ligan a Barroso Poceros, del IMSS, con fraude de Oceanografía
•Desapareció durante tres semanas en los días álgidos
•Es el segundo de Jon Rementería Sempé en Orizaba
Orizaba, Ver.- El subdelegado del IMSS en Veracruz sur, David Federico Barroso Poceros, estaría siendo investigado por la Secretaría de la Función Pública por una presunta participación en el fraude que la empresa “Oceanografía” cometió contra BANAMEX; sus cuentas bancarias, trascendió, están intervenidas, porque al parecer los montos no corresponden con sus ingresos como funcionario federal.
Aunque la delegación de esa dependencia, cuyo titular es Jon Gurutz Rementería Sempé, exalcalde de la ciudad y puerto de Veracruz y exsecretario de Salud del gobierno del estado y estrechamente ligado con el...
Korina Guerra para blog.expediente.mx
exgobernador Fidel Herrera Beltrán, intenta mantener aislada la información, ya escapó de su control.
La prolongada ausencia en sus oficinas oficiales por espacio de tres semanas -del aun funcionario federal- vienen a confirmar lo que primero empezó como un rumor y que poco a poco empieza a tomar forma.
Los empleados de la subdelegación metropolitana confirmaron que el funcionario, “de la noche a la mañana”, dejó de asistir a sus labores, “primero no lo vimos anormal, se ausentaba constantemente por uno o dos días, con presuntos trámites de diligencias; pero ya por tanto tiempo ya es para llamar la atención”.
Pero la noticia de la inhabilitación sí sorprendió a los empleados de esa oficina, la segunda en importancia dentro del esquema de gobierno de la delegación en Veracruz sur. “Todo indica que ya no regresará a su labor como subdelegado, al parecer está siendo investigado por hechos que encubrió en Coatzacoalcos en donde era subdelegado y tenía todo el control de las actividades administrativas, sobre todo en el tema de los cobros”.
La historia de la familia Barroso Poceros tiene pasajes turbios en su reciente pasado político. La matriarca María Elena Poceros Domínguez, actual subdelegada de la Secretaría de Educación de Veracruz en la zona de Orizaba, fue sumamente cuestionada a su paso por la presidencia municipal de Ciudad Mendoza.
Durante su administración, en los años 2000- 2004, los partidos Convergencia por la Democracia- ahora Movimiento Ciudadano; PRD, PVEM y PT integraron el Frente Cívico Mendocino. En su momento hicieron una serie acusaciones, sobre todo de presuntos hechos de corrupción y nepotismo en los que estaba incluido su hijo, el aun funcionario del IMSS David Barroso Poceros.
El entonces representante del PRD, Rodolfo Aguilar Vera, hizo acusaciones de que familiares de la alcaldesa estaban integrados en la nómina municipal. Como ejemplo citó a uno de los yernos, Abraham Camacho Rodríguez, quien como empleado de confianza en funciones cobraba en ese entonces mil 656 pesos cada quince días. No era el único familiar cercano. Gabriel Sánchez Moreno, cuñado de David Barroso fungió como tesorero municipal con un salario de nueve mil pesos quincenales.
Otro de los integrantes de la familia Poceros, Rafael, fue acusado de facturar hasta diez mil pesos mensuales por servicio de sonorización e imprenta; Javier Alcántara Schettino consuegro de la exalcaldesa era beneficiado de la administración. Al mes facturaba alrededor de cien mil pesos por reparaciones de vehículos oficiales.
Esos fueron en su momento las acusaciones que los integrantes de ese organismo presentaron ante el ministerio público del fuero común, la denuncia no procedió.
La aparición en la política del “hijo pródigo”, como se le conoce al subdelegado del IMSS, se registra a partir del ascenso de su señora madre. El entonces presidente municipal de Río Blanco, José de Jesús Betanzos Olguín, cedió ante las presiones y terminó por contratarlo como secretario del ayuntamiento.
Al término del cargo y, de nuevo, por presiones de la maestra María Elena Poceros, David, se coloca como subdelegado del IMSS en la zona de Coatzacoalcos; a partir de ahí su economía detonó en la boyantes, cero problemas económicos.
En noviembre pasado, David Barroso asumió la subdelegación en esta ciudad. Su actuación, a diferencia de lo sucedido en Coatzacoalcos, es de bajo perfil mediático. Se alejó de los reflectores de los medios de comunicación y dejó que su jefe, el médico gastroenterólogo Jon Rementeria, fuera el foco de atención de las declaraciones.
Tan es así que los mismos trabajadores han escuchado versiones de que el propio delegado intenta evitar un “escándalo mediático” porque, fiel a su pasado fidelista, “busca evitar que se exhiban los errores que se tienen al interior” y en el caso del subdelegado, “hay que decir que todo es falso y que está de permiso” habría ordenado a su jefa de comunicación social.
Y es que Jon Rementerí¬a, fidelista de cepa, aplica casi a la perfección el manejo mediático que utilizaba su exjefe Fidel Herrera. Niega, sobre todas las cosas, desabasto de medicamentos, aun cuando los mismos consejeros del cuerpo de gobierno lo externan.
También desdeña las quejas por la carencia de material de trabajo en todas las áreas de servicio que tiene el IMSS en Veracruz sur, aun cuando el dirigente de la sección cuarta del sindicato nacional de trabajadores del Seguro Social, Francisco Javier Arrazola, desnuda las condiciones y carencias que hay de material de trabajo: “A veces los equipos en los quirófanos fallan en plena cirugía”.
Desconoce, igualmente, las quejas de la propia derechohabiencia y contrasta los señalamientos mediante ruedas de prensa en donde lo único que se destaca, son programas como donaciones de órganos; actividades deportivas e incentivos para jubilados y pensionados. Los temas de problemas de salud, carencias y dificultades en las áreas de trabajo forman parte de los cuestionamientos que le incomodan al delegado federal.
Ahora, y de confirmarse la presunta inhabilitación de su subdelegado, Jon Rementería deberá de explicar por qué como encargado de una de las cinco principales delegaciones del IMSS en el país no tenía conocimiento de lo que hacía su subalterno; deberá de justificar por qué si sabía del salario de su subdelegado desconocía el origen de su ostentosa fortuna y, sobre todo, aceptar ante los medios que bajo su administración se cometieron actos de corrupción que si los conocía no se atrevió a detener, al menos no públicamente.