A casi cuatro meses de Ramón Poo Gil como alcalde jarocho da vergí¼enza. El desencanto total. El hazmerreí­r para la elite priista. Como candidato a la presidencia municipal ganó con los remedios caseros del PRI. Como alcalde, la decepción.
Ejemplos.

El último, iluminar la fachada del palacio municipal como Disneylandia, de igual forma cuando José Ramón Gutiérrez fue alcalde y cada ocho dí­as instalaba un ring de boxeo en el zócalo y cuando Beto ívila fuera presidente municipal e izara la bandera de Estados Unidos en el patio del palacio.

Y, bueno, si el alcalde tiene fijaciones infantiles que lo haga con su yatecito donde suele pasear con sus amiguitos.
Ningún jarocho que votó por Ramón Poo sufragó para satisfacer caprichitos en el ejercicio del poder.

Antes, otro desliz: decir que los robos a las tiendas Oxxo y Yepas sólo son para robar papitas, chicles y refrescos.
El peor desliz, sin embargo, cuando autorizó el festival de la salsa en Jueves Santo en el zócalo, mientras a un ladito, en Catedral, los feligreses lloraban la muerte de Jesús, la procesión del silencio, lo que despertó la ira del obispo Gallardo.

Otro desliz, decir que los asaltos a los 13 bancos de la ciudad... eran incidencias menores.

El mismo resbalón del diputado José Ramón Gutiérrez, “El peperra”, cuando dijo que los asaltos a bancos vienen desde el viejo oeste.

Por cierto, sabrá algún ciudadano el destino de los 450 millones de pesos que entregaron a Ramón Poo como alcalde de la bursatilización, cuando dos meses y medio después ninguna obra pública ha sido anunciada ni menos, mucho menos, iniciada.

¿Habrá puesto los 450 millones de pesos a sudar en el mundo bursátil, por ejemplo, sólo por ejemplo?
Cuidado, son demasiados deslices en tan poco tiempo. Ya imaginará el lector de aquí­ a fin de año.