Cositas peores de la vida
•He aquí una lista de cuando cada día se convierte en una pesadilla y en un infierno
Algunas cositas peores de la vida son, entre otras, las siguientes:
Pasar la noche tirado en la cama, pero en el insomnio.
Necesitar a una persona a un lado y morir en la espera.
Estar prendido de la esposa de un amigo, sin ninguna posibilidad, como aquel marino que en el mejor antro jarocho, “La escondida”, se pegara un tiro mirando la foto de Jack Kennedy, con quien soñaba.
Andar por la vida pensando que si una mujer es compañera en la cama, también en la vida, y de pronto, zas, descubrir, como dijera Albert Camus, que vive en la frivolidad.
Luis Velázquez
Soñar con la resurrección de los muertes y que Diosito santo castigará a nuestros enemigos y llegar a viejo con la esperanza frustrada.
Trabajar todos los días duro y tupido soñando con una mejor calidad de vida y, en contraparte, mirar que otros suben por la escalera del éxito con menores virtudes, habilidades y facultades.
Pasar la vida odiando, y al mismo tiempo, envejeciendo con el alma y el corazón arrugados.
Levantarse todos los días como un autómata para empujar la carreta, sin alimentar sueños ni utopías.
Emborracharse y pasar el día siguiente pidiendo disculpas a todos.
Andar de infiel y olvidar el aniversario de boda.
Llamar a la pareja con el nombre equivocado.
Padecer de próstata y orinarse a cada rato en el pantalón en una reunión familiar, delante de todos.
Tomar un café y de inmediato sentir punzadas en el estómago y en el colón.
Soñar con una damita inalcanzable y a la hora estelar, ni fu ni fa.
Tener 60 años y enamorarse de una chiquilla de 20 sabiendo que constituye una locura. Claro, peor es cuando el sexagenario se prende de un efebo, pues según Freud son los amores más tormentosos de la vida.
AHí VAMOS, EMPUJANDO LA CARRETA
Otras cositas peores de la vida son las siguientes:
Casarse por segunda ocasión con una doñita con dos y tres hijos del marido anterior.
Ser despedido en el trabajo sin aviso previo, y sin liquidación, y quedarse sin Seguro Social ni INFONAVIT.
Construir en un amigo un ídolo, un héroe, un Superman, y descubrir que es un héroe ingrato.
Leer un libro y olvidar cada página en la siguiente.
Creer en las mentiras y los chismes y las intrigas que otros cuentan, como unos amarra/navajas profesionales.
Desperdiciar el talento y la inteligencia, como dice el Eclesiastés, en el vino y las mujeres, mieles de un día, de un instante.
Estar seguro que la juventud es eterna y que nunca se acabará, sin pensar que en la vida es mucho más importante la tercera edad.
Ser humilde ante el poderoso y poderoso ante el humilde.
Irse como loquitos atrás de unas bubis y unas pompis plásticas que con el primer piquete de un alfiler… se desinflan.
Apostar en la vida a la demagogia y el populismo ramplón y barato creyendo que el ciudadano caerá rendido a los pies.
Dejar que la panza agarre la forma caprichosa que desee y al otro día comprarse un pantalón y/o un vestido de una talla más grande.
Poner todos los huevos en una canasta, cuando la vida enseña que para sobrevivir necesitan distribuirse en varias.
Envidiar a Calígula porque nombró senador a su caballo Incitatus en el tiempo del desprecio a su gabinete legal y ampliado.
Estar seguro de que apareciendo todos los días en la prensa el ciudadano común y sencillo lo querrán más a uno.
Perder los estribos por una mujer fácil porque así como llegó de una manera fácil a la vida de uno, también levantará el vuelo de una manera fácil.
Andar por la vida quejándose de todo, incluso, culpando a los demás, sin echarse una miradita a uno mismo.
En fin, ahí vamos, empujando la carreta…