Sin embargo, quizá pudiera tratarse de alguna masturbación polí­tica del par de duartistas que defraudaron y timaron y estafaron la confianza del jefe del Poder Ejecutivo, quien creyó en ellos como si fueran sus cuadernos de doble raya… Bastarí­a, no obstante, referir los siguientes datitos por si de pronto, y a partir de la generosidad que le reconoce el gabinete, el góber tropezara con la misma piedra y creyera de nuevo en la integridad de tales polí­ticos y de otros más con fama pública de estarse enriqueciendo a costa del poder… Antes, mucho antes de que llegara a Veracruz, el tamaulipeco Gabriel Deantes vendí­a celulares en Tampico de casa en casa… Y ahora, tres años con casi cinco meses del duartismo, en el fraccionamiento residencial “Las ánimas”, el señor se construyó una residencia evaluada, se afirma, en 25 millones de pesos… Antes, mucho antes, “en la plenitud del pinche poder”, Deantes solí­a tener unos 15 automóviles y camionetas blindadas afuera de su mansión en “Las ánimas” y ahora, se afirma, apenas, apenitas sólo se miran unas dos… Incluso, y para dar una idea del posible trastupije y tráfico de influencias que el tamaulipeco habrí­a construido a partir de la gran estafa a quien llamaba su ”˜brother”™, o sea, Javier Duarte, la fama pública consigna que Deantes construyó su residencia con dos elevadores para subir al segundo, y tercero y cuarto piso… Pero además, el pobrecito tiene once baños en su mansión conocida ya como “Villa Meona”, quizá, acaso, soñando con que algún dí­a tendrí­a el mismo imperio y emporio que Hugo Hefner, en la casita de “Playboys” de su famosa revista…

BALAUSTRADAS: ahora, y hasta donde se sabe, si se sabe bien, cuando el jefe máximo fue informado de tal dispendio y derroche del billete público, lo que presupone el daño patrimonial de Deantes al gobierno de Veracruz, de inmediato reaccionó molesto, enojado, irritado, incluso hasta enfurecido… Y, bueno, de ser así­, ni modo, de que lloren en la casa de Duarte ene millón de veces que lloren en la casa del tamaulipeco, pues significarí­a que Deantes se fue cabezón… Y, por tanto, la única salida es que sea denunciado Según la fama pública la residencia de Gabriel Deantes tiene dos elevadores y 11 baños y ha sido bautizada con el nombre de “Villa Meona” en la Procuradurí­a de Justicia, antes, mucho antes, digamos, de que el gobierno federal, a través de la Procuradurí­a de Justicia de la nación, emita la orden de su captura… Y es que resulta inadmisible que una parte de los llamados “Niños de la fidelidad” hayan llegado a tales lí­mites de corrupción, deshonestidad e impunidad, si de por medio están el ORFIS, Órgano de Fiscalización Superior, y la Comisión de Vigilancia del Congreso, y la Contralorí­a… Y por eso mismo, y como dijera el diputado panista con su frase bí­blica, “si tienen madre”… que procedan, o de lo contrario, renuncien… Y más cuando en Veracruz, por ejemplo, y hablando del tema educativo, existen 650 mil analfabetas, de 15 años en adelante, de norte a sur… Más un millón de paisanos con estudios primarios inconclusos… Más otro millón con secundaria incompleta… Más 600 mil con bachillerato a medias… Y, por tanto, resulta inverosí­mil (de ser cierto como todo indica) el enriquecimiento de Gabriel Deantes, y más, mucho más, el abuso de confianza… Si, digamos, el góber perdonara tanto a Deantes como a Edgar Spinoso con un nuevo cargo, entonces, lo mejor serí­a que todos los veracruzanos que amamos a la tierra donde hemos nacido nos integremos en un frente común caminando a la ciudad de México para exigir un manotazo al presidente Enrique Peña Nieto…

ESCALERAS: el caso de Deantes y Spinoso es demasiado rí­spido para que los diputados priistas y partidos anexos, conexos y similares, y de la oposición, guarden silencio… Julen Rementerí­a, claro, ha exigido cuentas; pero como se trata de una voz solitaria, el resto le echan montón, encabezados por el cacique Juan Nicolás Callejas Arroyo, para archivar el tema… Pero en fin, la Auditorí­a Superior de la Federación y la Procuradurí­a de la República y la Secretarí­a de Gobernación y el secretario de Educación, Emilio Chuayffet Chemor, siguen con la investigación para conocer el destino de los 6 mil millones de pesos, mil millones de pesos de los cuales se afirma fueron depositados en cuentas bancarias particulares de Spinoso y Deantes y de gente ligada a ellos… Además, todaví­a queda pendiente esclarecer si el titular de la SEV, Adolfo Mota Hernández, tení­a conocimiento… Incluso, si nada sabí­a con lo que estaba ocurriendo con los recursos federales, peor tantito, pues a la luz de la Ley de Responsabilidades de los Funcionarios Públicos eso se llama negligencia administrativa por el simple hecho de “dejar hacer y dejar pasar”, lavándose las manos como el maricón de Poncio Pilatos… Una cosita es que el góber, digamos, los perdonara; y otra, las razones por las cuales los perdonarí­a; y otra diferente, el destino social y económico y cultural de los 8 millones de habitantes de Veracruz: y otra, anteponer la Constitución General de la República y la Constitución local como eje rector de la vida pública…