Vino y se fue sin dejar huella
•Gabito era más importante
El presidente Enrique Peña Nieto llegó, presidió la ceremonia de la defensa de Veracruz, apapachó a todos, sonrió, y se fue.
Sin dejar huella en Veracruz.
Una vez más, de paseo histórico.
Cumpliendo con el protocolo.
Ninguna obra pública anunció para los 212 municipios.
Tampoco cortó el listón de una nueva.
Menos se quedó a compartir el pan y la salsa, pues en la ciudad de México lo esperaba Gabito para su homenaje nacional.
Al contrario, decenas, cientos de maestros inconformes con la reforma educativa y leyes secundarias se manifestaron llegando en unos casos a un choque con las fuerzas de seguridad.
Así, incluso, el secretario de Educación, Adolfo Mota Hernández, quedó evidenciado en su control, en el diálogo y en los argumentos para convencer a la disidencia magisterial.
Casi 17 meses de Peña Nieto en Los Pinos y ninguna infraestructura para Veracruz.
Bueno, mejor dicho, 5 mil millones de pesos federales para el sistema de salud que han sido detectados como irregulares en su destino por la Auditoría Superior de la Federación.
Más de 6 mil millones de pesos federales para el sistema educativo, también con irregularidades, que por lo pronto llevaron a un par de duartistas, Gabriel Deantes y Edgar Spinoso, al despido.
Quizá por eso el olvido presidencial para Veracruz.
Igual que en 1914 cuando el general Victoriano Huerta tachó a Veracruz en sus relaciones políticas, porque Veracruz entonces era carrancista, como afirma el politólogo Carlos Ronzón Verónica.