Medias Aguas, tumba impune de migrantes
•Dos semanas después de que el gobierno de Veracruz recibiera premio de embajada de Honduras por proteger a ilegales, centroamericanos son arrojados del tren en la ruta Medias Aguas-Coatzacoalcos
•Punto estratégico para el paso hacia el norte del país, en su tramo convergen la extorsión, la violación, los asesinatos y el tráfico
MEDIAS AGUAS, VER.- 2 mil 100 kilómetros tiene la ruta del golfo donde el paso del tren es vital para el viaje
Antonio Mundaca.-Especial para www.blog.expediente.mx
de centroamericanos rumbo a los Estados Unidos. De ese trayecto el tramo Coatzacoalcos-Medias Aguas de 95 kilómetros con 928 metros es terreno de nadie, donde el cobro de cuotas y la muerte por no pagarla representa una losa para el discurso oficial, renuente a aceptar el dominio del crimen organizado en el lucrativo negocio del tráfico de centroamericanos y su explotación.
En ese intervalo el 62 % de migrantes sufren agresiones de robo según datos de la organización Paso Libre. Veracruz ocupa el tercer lugar nacional en violencia contra migrantes según datos de migración con un 9.6 % de agresiones, diferenciando de Jalisco -con un 9.8 % y el Estado de México con 9.7 %- por unas decimas. Sin embargo las historias de los muertos arrojados del tren en territorio veracruzano se incrementan ante el repaso de la prensa y la relatoría de los migrantes que logran escapar y denuncian extorsión, robo, violaciones, complicidad entre autoridades y grupos criminales y la demanda silenciada por la burocracia estatal de organizaciones civiles, cuyo registro de muertos parece inverosímil ante las cifras oficiales.
UN INFIERNO A LOS PIES DEL ISTMO
A 90 kilómetros del Puerto de Veracruz, emerge en un llano rural a los pies del Istmo de Tehuantepec, la comunidad de Medias Aguas. Ejido en la selva y el calor del municipio de Sayula de Alemán; uno de los epicentros de ejecutados y secuestros reconocidos por las dependencias de seguridad federal en el sureste veracruzano, conocido por el paso de indocumentados montados sobre el lomo del tren, padeciendo hambre y sed, reclutados por células del narcotráfico, embestidos por el robo y el silencio y la permanente sospecha de la complicidad de autoridades migratorias y de seguridad que por cientos de kilómetros se ausentan de estaciones de servicio de tren reconocidas e identificadas como zonas de riesgo.
Migrantes centroamericanos que llegan a Medias Aguas de dos rutas principales que usa Ferrosur SA de CV: el corredor Veracruz-Coatzacoalcos, integrado por siete tramos que incluyen varios miles de kilómetros según datos del portal de transparencia de la misma empresa ferroviaria.
Coatzacoalcos-Medias Aguas uno de los tramos más peligrosos y con el mayor índice de violencia reconocido por Instituto Nacional de Migración (INM) de 95.9 km y Medias Aguas- Córdoba con 299 km. Tramos de muerte y extorsión que unen al centro del país y los migrantes usan como un paripaso para el cambio a la ruta del pacifico hasta Mexicali, Baja California.
En el trayecto que parte Medias Aguas, extensiones de tierra ensangrentada, vagones de tren a ras de ríos hasta bordear el territorio veracruzano y zonas calientes donde los migrantes denuncian opera el cartel de Los Zetas y ramificaciones de bandas que los asaltan, asesinan, explotan; Veracruz- Tierra Blanca con 100 kilómetros de vías bajo el sol; Tres Valles con un 1.5 kilometro unido a la estación Papaloapan- Presidente Juárez con alrededor de 20 km y salidas a la frontera con Oaxaca y las Hibueras- Minatitlán con 11 km y Coatzacoalcos-El Chapo de 18 km de vías conocidas en el Istmo.
Cada estación semidesierta, copada por migrantes que en la madrugada montan a la Bestia, para viajar a tierra con acero por Jáltipan, El Hato, Oluta, Dehesa, Aguilera, para dispersarse en San Juan Evangelista y trepar de nuevo al monstruo en Tepeaca. Extensos tramos sin vigilancia y personal de Migración agazapado y tardío en sus operativos.
Como en el caso donde murieron arrollados tras ser arrojados del tren tres centroamericanos por negarse a pagar una cuota de paso en mayo del año pasado y la información trascendió a nivel nacional y tuvo como respuesta del gobernador veracruzano, un deslinde y una promesa que a casi un año de distancia sigue incumplida. Tres muertos que los pobladores de Medias Aguas insisten en que fueron diez y engrosan la estadística después de pagarles a polleros entre 3 mil y 5 mil dólares que denuncian migrantes varados en zonas de Sayula.
Por estos hechos, el 3 de mayo del 2013 Duarte de Ochoa afirmó que su gobierno no era el responsable de los incidentes de los centroamericanos en su territorio, pero se comprometió a la creación de protocolo de atención a migrantes, tras una reunión con el director general del Instituto Nacional de Migración (INM), Ardelio Vargas Fosado, instituciones de seguridad y diversas representaciones consulares de países centroamericanos.
El 17 de diciembre del año pasado anunció la Secretaria de Seguridad Pública estatal un albergue en Sayula de Alemán en la comunidad de Medias Aguas, ante la embestida de agresiones donde las acusaciones incluían a elementos policiacos, se anunció que serian capacitados 750 elementos en la Academia Estatal de Policía para aprender sobre el “trato digno a extranjeros” y la inauguración del albergue programada para el próximo mes de abril.
Ante los señalamientos de la intervención del crimen organizado en el problema y la falta de respuesta del mando único de la policía recién echado a andar, Duarte sostuvo “sus primeras informaciones” eran que se había tratado de “una riña” y había nueves personas con lesiones leves. Sin embargo según un reportaje de Noé Zavaleta publicado el 25 de mayo en la revista Proceso, la madrugada del accidente tres autobuses subsidiados por el Instituto Nacional de Migración (INM) se llevaron a cientos de migrantes a la estación migratoria de Acayucan.
El 18 de noviembre del 2013 fueron 16 las personas arrojadas del tren, medios locales señalaron que habían sido aventadas muertas después de haber sido torturadas. La Red Derechos Humanos Migrantes, exigió al estado mexicano medidas que garanticen “la no repetición de estos hechos que han sido recurrentes en modalidad y geografía”.
Ramiro Baxin Ixtepa, coordinador diocesano de la Pastoral de Migrantes, afirmó que en Medias Aguas nadie mete las manos por los migrantes, puntualizó que ha habido exhortos a las autoridades veracruzanas y federal por parte de la Fundación para la Justicia y el Estado Democrático de Derechos, el Foro Nacional para las Migraciones de Honduras, el Comité de Familiares de Migrantes Fallecidos y Desaparecidos de El Salvador, la Casa del Migrante de Saltillo, la Procuraduría de Derechos Humanos de Guatemala, la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos de El Salvador, la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, la Defensoría de los Derechos Humanos de Querétaro y la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Tlaxcala, sin embargo el número de decesos y desaparecidos se incrementa.
EL “PROTECTOR” DE CENTROAMERICANOS
Los reconocimientos políticos enmarcados en la burocracia del poder no le han sentado al gobernador veracruzano Javier Duarte de Ochoa. Al poco tiempo de las maniobras públicas para entronarlo como un gobernador eficaz, la realidad sepulta sus ambiciones y desnuda la cloaca de una entidad presa del narcotráfico, la inseguridad, el dispendio, la censura, los recursos estatales usados a modo y el rebase del crimen organizado en el tema de los migrantes que se apilan como desaparecidos entre más avanza el sexenio.
Los reconocimientos de papel hechos a Duarte parecen traer un regalo funesto. El gobernador premiado el 3 de abril del 2013 por “proteger a periodistas” que fue bautizado como “El chayo premio”, en vez de sumarle puntos, acentúo las diferencias con la prensa y su vocación autoritaria. Meses después siguen los comunicadores muertos colgados a su gobierno.
El 12 de marzo del 2014 Javier Duarte recibió un reconocimiento del Embajador de Honduras en México, José Mariano Castillo Mercado, por el apoyo de Veracruz a los centroamericanos. Entre risas en Palacio de Gobierno con un perfecto traje azul y el rostro del presidente de la república Enrique Peña Nieto al fondo, Duarte enfatizó: “El presidente impulsa una política migratoria con una perspectiva de pleno respeto a los derechos humanos que en Veracruz, tiene plena vigencia”.
En el estado esa declaración resuena cuando los migrantes centroamericanos denuncian cuotas que van de 100 a 400 dólares por grupos armados que dominan las rutas de Jesús Nazareno-Orizaba, Coatzacoalcos-Medias Aguas y Veracruz-Tierra Blanca.
El embajador que presentó sus credenciales ante la Secretaria de Relaciones Exteriores (SRE) el 20 de enero de 2011 siguió el protocolo del incienso al rey veracruzano: “En mi país, el gobernador Javier Duarte tiene una gran reputación por su política de respeto a los derechos humanos”. De tajo olvidó la cadena de hondureños muertos, cerca de 60 en los últimos cuatro años, según el diario del país centroamericano La Prensa.
Testigos a modo del evento de humo de mediados de marzo: el delegado del Instituto Nacional de Migración (INM) José Tomas Carrillo Sánchez, y secretario de Gobierno, Érick Lagos Hernández, ambos oriundos de la Cuenca del Papaloapan, una de las zonas de trasiego de migrantes señaladas por organizaciones civiles como una de las más peligrosas del país por el control que ejercen bandas del crimen organizado en esas rutas de tren y el comercio de la coca que tiene su embalse en la selva atravesada por “La Bestia”.
Dos semanas después del reconocimiento de la embajada de Honduras, dos centroamericanos muertos, uno desparecido y cinco heridos dieron la nota nacional cuando sufrieron un ataque armado en Chinameca por el constante cobro de derecho de vía por parte de la delincuencia organizada confirmó el 27 de marzo la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE).
Dos semanas después los ojos del país voltean a Veracruz de nuevo para señalar un mar de migrantes centroamericanos muertos en cuatro años que en la ruta del pacifico y del golfo del narcotráfico son carne de cañón del crimen organizado: sicarios a sueldo, trata de blancas, esclavos modernos, inocentes sacrificados en las vías, estadísticas simples para migración, operativos a modo, notas de prensa recurrentes sobre abuso a migrantes, sepulcros olvidados en el subsuelo mexicano, caravanas de madres hondureñas, salvadoreñas, guatemaltecas. En masa cadáveres y desaparecidos que nadie reclama, que son rescatados por alguna historia de un libro de crónicas, y al final la bestia con su ruido de acero terrible que lleva sueños, costales de hierba, costales de preámbulo de muertos. La Bestia a la que se abrazan los jinetes colgados y cruzan Acayucan, Fortín, Minatitlán, Tierra Blanca, Jáltipan y mueren en Medías Aguas.