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Expediente 2024
10 noviembre, 2013

Pueblo chico, infierno grande


Muchas cositas pasaron en Alvarado en los dí­as del asesinato de Michel, el secretario particular de la alcaldesa Sara Luz Herrera, y quien está acusada de homicida intelectual por la procuradurí­a de Justicia a cargo de Felipe Amadeo Flores Espinoza, “El indio caradura” como le llama Delia Ortiz de Pensado.
Entre ellas, las siguientes:
El dí­a del crimen, por ejemplo, Michel trepó a su motocicleta para trasladarse a la cita con la muerte en la casa de “La chupadedos”.

Luis Velázquez

Y en el camino se fue deteniendo con los amigos y conocidos y vecinos y a todos, sin excepción, comunicó de su cita con la directora de Comercio de la alcaldesa, mejor conocida como “La chupadedos”, pues en Alvarado, ya se sabe, endilgar apodos es como rezar un padrenuestro.

Para entonces, la alcaldesa ya se habí­a traí­do de la ciudad de México a una fascinante Barbie, morena, de cabellera larga, de quien se declaró su ángel de la guarda y la ungió tesorera municipal, despertando la envidia y el celo de un par de barbies y reinis que Sara Luz tení­a ¿tiene? como damas de compañí­a.

También estaba pendiente el pago del servicio de energí­a eléctrica que llevó, primero, a la Comisión Federal de Electricidad, a cortar el servicio tanto al palacio como al parque, y luego, a suspender el servicio en la planta de agua, dejando a la población sin el lí­quido.

Así­, cuando la gente estalló porque ni siquiera tení­an agua para bañarse, Sara Luz inculpó, sin ningún pudor, al gobierno del estado por el atraso en las participaciones federales.

Y el foco rojo se prendió en el palacio principal de Xalapa.

Horas después de que trascendiera la desaparición de Michel, por ejemplo, Delia Ortiz de Pensado se comunicarí­a con la procuradurí­a de Justicia para denunciar el hecho suspicaz y perspicaz, y fue cuando le sugirieron interpusiera la demanda penal.

En la primera y en la segunda noche de la desaparición del chico, los vecinos de Alvarado entraron en un periodo cí­clico de miedo y temor, incertidumbre y zozobra, porque alguien corrió la voz de que los malosos pudieran merodear en la ciudad.

Por tanto, todo mundo se declaró en Estado de Sitio y apenas anochecí­a, ninguna alma se miraba en el pueblo. Todos, encerrados “a piedra y lodo” en sus domicilios particulares. Incluso, hasta con la luz apagada.

Alguien por ahí­ a deshoras de la madrugada quiso distribuir unos volantes anónimos de casa en casa, por debajo de las puertas, inculpando de plano a la presidenta municipal, pero la misma angustia a que los malandros anduvieran por ahí­ los hizo retroceder, aun cuando luego de la policí­a halló unos ejemplares.

UNA LIGA POLíTICA DE LA ALCALDESA

Conforme transcurrieron las horas inciertas sobre el paradero de Michel, en el pueblo comenzó a hablarse del secuestro, desaparición y asesinato del profesor José Luis Martí­nez Aguilar, maestro e investigador de tiempo completo de la Universidad Veracruzana, originario de Alvarado, quien fue torturado y calcinado vivo y fuera tirado en fraccionamiento Rí­o Medio, cerca de un pozo de S.A.S.

Y sin más, ligaron el crimen del académico e investigador de la U.V. con la desaparición de Michel.

Fue así­ como en radio bemba corrió la versión de que la luna de miel entre Sara Luz y Michel habí­a tronado, debido a que según las versiones Michel la extorsionaba con dinerito para sus viajes a Cancún y Las Vegas, el mismo camino que la alcaldesa habí­a enseñado a su secretario particular.

Y más, con los gustitos públicos de ambos.

También, claro, era manifiesto el rafagueo entre la alcaldesa y la regidora esposa del alcalde electo en las sesiones de Cabildo y en la vida pública cotidiana.

Habí­a quienes exhibí­an en el tapete la relación entre la alcaldesa y la diputada local, la profe Elena Zamorano, y hasta revelaban que con frecuencia, ambas se juntaban para disfrutar la vida y el erario en restaurantes y antros del puerto jarocho, unas veces, la presidenta municipal acompañada de sus barbies.

Y, bueno, también añadí­an en Radio Bemba las malas amistades de Sara Luz, afirmando que la luna de miel habrí­a empezado luego de su triunfo en las urnas, cuando le obsequiaron hasta tres unidades móviles, la camioneta más barata de 650 mil pesos, a cambio, claro, de carta de adopción los tres años siguientes.

En esos dí­as en la prensa local publicaron un presunto trastupije de la alcaldesa con un fraccionamiento residencial ubicado en la ribera jarocha, donde a cambio de las áreas verdes le otorgaron tres casitas residenciales con un prestanombre.

Y, bueno, en la euforia “del pinche poder” hay polí­ticos que suelen marearse trepados en un ladrillo, creyendo que el poder durará toda la vida y que si ya llegaron a la cima nadie los tumbará del trono terrenal.

Todo indica, pues, que el virus atacó a la presidenta municipal de Alvarado, y ahora, estarí­a a punto de convertirse en la única de los 212 alcaldes de norte a sur de Veracruz llevada a la hoguera pública, sujeta a un juicio de desafuero, y oscilando entre la libertad y la cárcel, si es que el procurador, “El indio cara dura”, ha integrado pruebas avasallantes.


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