Pueblo chico, infierno grande
Muchas cositas pasaron en Alvarado en los días del asesinato de Michel, el secretario particular de la alcaldesa Sara Luz Herrera, y quien está acusada de homicida intelectual por la procuraduría de Justicia a cargo de Felipe Amadeo Flores Espinoza, “El indio caradura” como le llama Delia Ortiz de Pensado.
Entre ellas, las siguientes:
El día del crimen, por ejemplo, Michel trepó a su motocicleta para trasladarse a la cita con la muerte en la casa de “La chupadedos”.
Luis Velázquez
Y en el camino se fue deteniendo con los amigos y conocidos y vecinos y a todos, sin excepción, comunicó de su cita con la directora de Comercio de la alcaldesa, mejor conocida como “La chupadedos”, pues en Alvarado, ya se sabe, endilgar apodos es como rezar un padrenuestro.
Para entonces, la alcaldesa ya se había traído de la ciudad de México a una fascinante Barbie, morena, de cabellera larga, de quien se declaró su ángel de la guarda y la ungió tesorera municipal, despertando la envidia y el celo de un par de barbies y reinis que Sara Luz tenía ¿tiene? como damas de compañía.
También estaba pendiente el pago del servicio de energía eléctrica que llevó, primero, a la Comisión Federal de Electricidad, a cortar el servicio tanto al palacio como al parque, y luego, a suspender el servicio en la planta de agua, dejando a la población sin el líquido.
Así, cuando la gente estalló porque ni siquiera tenían agua para bañarse, Sara Luz inculpó, sin ningún pudor, al gobierno del estado por el atraso en las participaciones federales.
Y el foco rojo se prendió en el palacio principal de Xalapa.
Horas después de que trascendiera la desaparición de Michel, por ejemplo, Delia Ortiz de Pensado se comunicaría con la procuraduría de Justicia para denunciar el hecho suspicaz y perspicaz, y fue cuando le sugirieron interpusiera la demanda penal.
En la primera y en la segunda noche de la desaparición del chico, los vecinos de Alvarado entraron en un periodo cíclico de miedo y temor, incertidumbre y zozobra, porque alguien corrió la voz de que los malosos pudieran merodear en la ciudad.
Por tanto, todo mundo se declaró en Estado de Sitio y apenas anochecía, ninguna alma se miraba en el pueblo. Todos, encerrados “a piedra y lodo” en sus domicilios particulares. Incluso, hasta con la luz apagada.
Alguien por ahí a deshoras de la madrugada quiso distribuir unos volantes anónimos de casa en casa, por debajo de las puertas, inculpando de plano a la presidenta municipal, pero la misma angustia a que los malandros anduvieran por ahí los hizo retroceder, aun cuando luego de la policía halló unos ejemplares.
UNA LIGA POLíTICA DE LA ALCALDESA
Conforme transcurrieron las horas inciertas sobre el paradero de Michel, en el pueblo comenzó a hablarse del secuestro, desaparición y asesinato del profesor José Luis Martínez Aguilar, maestro e investigador de tiempo completo de la Universidad Veracruzana, originario de Alvarado, quien fue torturado y calcinado vivo y fuera tirado en fraccionamiento Río Medio, cerca de un pozo de S.A.S.
Y sin más, ligaron el crimen del académico e investigador de la U.V. con la desaparición de Michel.
Fue así como en radio bemba corrió la versión de que la luna de miel entre Sara Luz y Michel había tronado, debido a que según las versiones Michel la extorsionaba con dinerito para sus viajes a Cancún y Las Vegas, el mismo camino que la alcaldesa había enseñado a su secretario particular.
Y más, con los gustitos públicos de ambos.
También, claro, era manifiesto el rafagueo entre la alcaldesa y la regidora esposa del alcalde electo en las sesiones de Cabildo y en la vida pública cotidiana.
Había quienes exhibían en el tapete la relación entre la alcaldesa y la diputada local, la profe Elena Zamorano, y hasta revelaban que con frecuencia, ambas se juntaban para disfrutar la vida y el erario en restaurantes y antros del puerto jarocho, unas veces, la presidenta municipal acompañada de sus barbies.
Y, bueno, también añadían en Radio Bemba las malas amistades de Sara Luz, afirmando que la luna de miel habría empezado luego de su triunfo en las urnas, cuando le obsequiaron hasta tres unidades móviles, la camioneta más barata de 650 mil pesos, a cambio, claro, de carta de adopción los tres años siguientes.
En esos días en la prensa local publicaron un presunto trastupije de la alcaldesa con un fraccionamiento residencial ubicado en la ribera jarocha, donde a cambio de las áreas verdes le otorgaron tres casitas residenciales con un prestanombre.
Y, bueno, en la euforia “del pinche poder” hay políticos que suelen marearse trepados en un ladrillo, creyendo que el poder durará toda la vida y que si ya llegaron a la cima nadie los tumbará del trono terrenal.
Todo indica, pues, que el virus atacó a la presidenta municipal de Alvarado, y ahora, estaría a punto de convertirse en la única de los 212 alcaldes de norte a sur de Veracruz llevada a la hoguera pública, sujeta a un juicio de desafuero, y oscilando entre la libertad y la cárcel, si es que el procurador, “El indio cara dura”, ha integrado pruebas avasallantes.