Incluso, desde la mirada de la comandancia de la Sexta Región Militar se ha reconocido y aceptado que, bueno, los tradicionales carteles han sido, digamos, disminuidos; en contraparte, han aparecido “pequeños grupos de delincuentes”… Cada quien, sin embargo, tendrá su versión, pero en el terreno de los hechos y las circunstancias nadie puede negar que en “el estado ideal para soñar” hay decenas, cientos quizá, de poblados dominados por los carteles, y en donde incluso han establecido su búnker y desde ahí­ parten cada mañana y cada noche para sus tropelí­as, en tanto otros se quedan en el pueblo a sembrar el miedo, el terror, la incertidumbre y la zozobra… Bastarí­a referir que en unos pueblos, los presbí­teros han convocado a los feligreses a un Estado de Sitio, de tal forma que apenas anochece todo mundo se recluya en sus domicilios particulares para evitar sorpresas mortales… Sean células de la delincuencia organizada, y/o en todo caso, los mismos carteles, los convencionales, conocidos por todos, nadie puede aún izar la bandera blanca de la tranquilidad, la seguridad y la paz social en un Veracruz turbulento y convulso… Y al mismo tiempo, impune, porque impunes han quedado los asesinatos y los desaparecidos… Y lo que es peor, con el cinismo de la procuradurí­a de Justicia, cuando a través de un subprocurador declaró que en Veracruz los hombres desaparecidos se han fugado con sus amantes y las mujeres desaparecidas porque huyeron con sus novios…

BALAUSTRADAS: ahora bien, si se trata Mientras en el discurso oficial hablan del Veracruz seguro existen un montón de pueblos dominados por los carteles en donde, de hecho, opera un Estado de Sitio de células de los carteles que andan por ahí­ sembrando el caos, entonces, caray, han de tener una fuerza descomunal en armas, camionetas blindadas, casas de seguridad y malosos, porque tanto la vida misma de los veracruzanos sigue trastocada como de igual manera los migrantes de América Central a su paso por Veracruz camino a Estados Unidos, pues todos ellos, a través de sus activistas, sostienen todaví­a que el paraí­so jarocho es la peor entidad federativa del paí­s para los indocumentados, y en donde los papeles claves están a cargo de los policí­as estatales y municipales, los agentes federales del Instituto de Migración, los sicarios, los polleros y los tratantes de blancas… Incluso, y en algunos casos, hasta los garroteros de ”˜La bestia”™… Así­, todo indica que desde hace ratito los carteles han extendido su feudo en la tierra local, y aun cuando la autoridad militar habla de que las “grandes estructuras están debilitadas”, los hechos anuncian, sin embargo, otras cositas… Y no obstante ufanarse de que el norte de Veracruz es la región donde “más se ha notado la baja delictiva”, los informes provenientes de aquella demarcación son en sentido contrario, pues bastarí­a un viajecito en las redes sociales para confirmar que otra es la realidad, una realidad dura, rí­spida y adversa para la vida cotidiana… Y más, mucho más, por la colindancia de Tampico Alto con Tamaulipas, el feudo de uno de los carteles más poderosos y sanguinarios del paí­s como bien lo ha calificado la Procuradurí­a General de Justicia…

ESCALERAS: la Secretarí­a de Seguridad Pública, la Procuradurí­a de Justicia y la Agencia de Investigaciones (A.V.I.) saben, están informados, tienen el reporte de que en varias latitudes de Veracruz, pueblos suburbanos y rurales, los carteles se han instalado desde antes, incluso, del Veracruz seguro… Y sin embargo, resulta extraño y raro, suspicaz y perspicaz, que las fuerzas armadas (militares y marinos) sólo incursionen por ahí­ en dí­as revueltos y turbulentos cuando se ha ocurrido el fuego cruzado con muertitos de por medio… Por ejemplo, en algunos pueblos alrededor del puerto jarocho (La Antigua, Úrsulo Galván, Puente Nacional, Paso de Ovejas, Manlio Fabio Altamirano, Soledad de Doblado, Camarón, Medellí­n, Cotaxtla, etcétera), los carteles tienen su búnker… En tales poblados, la vida cotidiana es un infierno, y a pesar de que algunos presidentes municipales han levantado la mano para ser incorporados al Veracruz seguro, la respuesta ha sido, digamos, el silencio… Quisiera entenderse que las fuerzas armadas son insuficientes, pero al mismo tiempo, caray, bastarí­a con un patrullaje de vez en vez en tales demarcaciones para cambiar el escenario… Es más, han transcurrido tantos meses de las solicitudes que de plano los ediles ya perdieron la esperanza… Y lo que es peor, los diputados locales están a unos dí­as de terminar el mandato constitucional y nunca, jamás, se ocuparon del asunto, como tampoco mucho se duda que los entrantes miren tal realidad terrí­fica y terrorí­fica… Por eso, con todo y Veracruz seguro constituye una osadí­a decir que la delincuencia organizada ha disminuido… Está con más fuerza y poderí­o que nunca… sólo que la mayor parte de la prensa escrita, hablada y digital lo oculta… como dijera una niña de 9 años a su padre en el último tiroteo en Boca del Rí­o…