Y cuando además, y como sucediera en poblados rurales y suburbanos, el fogoso autorizara hasta tres notarí­as, a tal grado que ahora unos a otros notarios se miran y han entrado en una reñida y feroz competencia por ganar clientela… con un precio más barato.

El aviso fue publicado el jueves 19 de septiembre, 2013, en el número 367 de la Gaceta Oficial, en medio de la turbulencia social originada por el conflicto magisterial y cañero, que todaví­a sigue y habrá de continuar.

En los folios 1355 a 1361, el poder Ejecutivo de Veracruz publica la lista de siete licenciados a quienes les otorgan las “patentes de aspirantes al ejercicio del notariado”.

Eso, dice un notario, significa que ya tienen listas una serie de notarí­as para ser entregados en el menor tiempo posible.

Incluso, expone la mecánica: si el aspirante a notario tiene el visto bueno superior, entonces, desde ahora puede considerarse un notario fast track, por dedazo.

Pero si en contraparte adolece de un buen padrino, un padrino poderoso, entonces, habrá de presentar un examen de unas 250 preguntas que para acabar pronto, ni siquiera aprobarí­a Justiniano, el barón de la justicia, quien era un experto en la materia.

Y si así­ es, dice, cualquier aspirante al “ejercicio del notariado” va derechito al cadalso.

Cada uno de los acuerdos del poder ejecutivo para otorgar la patente a la nueva camada de siete notarios señala que “al haber satisfecho los requisitos establecidos en el artí­culo 17 de la Ley del Notariado del Estado de Veracruz y en uso de la facultad que confiere al Ejecutivo el artí­culo 29 del mismo ordenamiento”, la diosa de la fortuna y la vida los ha premiado.

LOS CACHORROS DE LA REVOLUCIÓN

Ellos son los siguientes: Yolanda Marenco Mendoza, Sara Guadalupe Cinta Maraboto, Luis Raúl de la Huerta Espinoza y Ofir Aly Gutiérrez Ponce. De igual manera: Ví­ctor Pérez Abella, Alfredo Enrique Robles López e Iván Ramos Mange.

“La patente de aspirante al ejercicio del notariado” fue notificada con fechas diferentes a cada uno:

-Yolanda Marenco, el dí­a 26 de junio. Luis Raúl de la Huerta, el 1 de julio.

-Ofir Aly Gutiérrez, el 5 de julio.

-Ví­ctor Pérez Abella, el 26 de junio.

-Iván Ramos Mange, Alfredo Enrique Robles y Sara Guadalupe Cinta, el 5 de julio.

Todos los acuerdos fueron suscritos por el gobernador.

En la mayorí­a de los casos, y si nos guiamos por los apellidos, están ligados, por un lado, a notarios en funciones; por el otro, a polí­ticos, y también, de paso, a magnates.

El caso más singular es, por ejemplo, el de Iván Ramos Mange, hijo de Raúl Ramos Vicarte, exalcalde de Boca del Rí­o, expresidente del CDE del PRI, exsubsecretario de Gobierno y director del Registro Público de la Propiedad, donde acaba de tomar posesión y todo indica que ya está cabildeando con el mismo objetivo, de igual modo como en el fin del fidelato lograra una notarí­a para su otro hijo, Israel Ramos, en Alvarado.

Según el notario, nadie dudarí­a que el Colegio de Notarios se está prestando al tráfico de influencias, pues una vez más “todo queda en familia”; los hijos son los favorecidos con esta conquista revolucionaria del PRI convertido en gobierno, es decir, en dueño de la pelota.

El nuevo reparto de notarí­as coincide con las concesiones de taxis que de norte a sur de Veracruz están operando con anuencia de los lí­deres, aun cuando el dedazo es más complicado, pues cuando menos hay registradas 500 organizaciones de taxistas.

NOTARíAS REPARTIDAS EN EL PAíS

El reparto de notarí­as se ha convertido en un gran negocio sexenal, donde hacia el final del mandato, los gobernadores las autorizan para familiares, amigo y polí­ticos que les han servido.

Por ejemplo, seis meses antes de terminar como gobernador del estado de México, Enrique Peña Nieto otorgó dos notarí­as, una para el expresidente del Tribunal Superior de Justicia, Luis Miranda Cardoso, padre de Luis Miranda Nava, quien fuera su secretario General de Gobierno y ahora despacha como subsecretario de Gobernación.

Y la otra, para su secretaria de Educación.

En el último año de su mandato, su antecesor y padrino, Arturo Montiel, también repartió 25 notarí­as en el estado de México para sus amigos y funcionarios del gabinete estatal.

El gobernador de Coahuila, ahora secretario de Agricultura con Peña Nieto, Enrique Martí­nez, distribuyó 26 notarí­as una semana antes de dejar la gubernatura.

Emilio González, el gobernador piadoso de Jalisco, el último panista que gobernara la entidad, otorgó 40 notarí­as como si fueran hostias consagradas al cuarto para las doce, entre amigos y polí­ticos, una de ellas, para su hijo, Emilio González Guzmán.

En el último mes de su sexenio, febrero del año 2012, el gobernador de Michoacán, Leonel Godoy, también obsequió once notarí­as entre los amigos y polí­ticos.

El 8 de septiembre del año 2011, el gobernador de Nayarit, Ney González Sánchez, también regaló ocho notarí­as a sus amigos.

Incluso, en octubre del año 2010, el gobernador electo de Sinaloa, Mario López Valdés, Malova, exigió al gobernador en funciones, Jesús Aguilar Padilla, suspendiera la entrega de notarí­as a sus cuates.

En tanto en Aguascalientes, un juez expidió auto de formal prisión al notario público número 35, Fernando Quezada Leis, por encubrimiento de un donativo irregular de predios al gobernador Luis Armando Reynoso Femat quien, a la fecha, ha librado la cárcel, acusado de peculado.

A mitad del sexenio, en Veracruz siguen lloviendo mieles para nuevos notarios.