"No soy dueña de ningún periódico, ni de ninguna estación de radio": Georgina Domínguez
Maestro Luis Velázquez:
Leí, como siempre lo hago, su columna del día y como casi todos los días, me encontré con un análisis fuera de la realidad y sustentado en percepciones totalmente falsas que usted quiere establecer como verdaderas.
Todavía recuerdo sus clases de periodismo en donde su discurso regía en torno a la objetividad, el profesionalismo y, sobre todo, el compromiso con la verdad. Muy lejos, maestro, quedó esa época.
Todos los días, sin excepción, usted cuestiona, lo cual es su derecho, denuesta e inventa historias en torno a muchos de los funcionarios del actual gobierno; crea escenarios ficticios, imagina complots y difunde mentiras; ¿en dónde quedó el maestro de periodismo?, me pregunto tras leer su columna.
Libertad de expresión no es libertad de difamación; hay quienes dicen que es mejor el libertinaje que el menor viso de censura al hablar del trabajo de comunicadores como usted, yo no comparto esa opinión, señor Luis Velázquez, lo que yo creo fervientemente es que la libertad de expresión debe ser ejercida con toda honestidad y, sobre todo, con toda veracidad.
Quiero decirle, y será la única vez que me refiera al tema, que no soy dueña de ningún periódico, ni de ninguna estación de radio, ni tengo negocios millonarios, ni poseo restaurantes, ni salones de fiestas.
Trabajo desde los 20 años de edad y mi primer jefe, por si ya lo olvidó, fue usted, en el periódico El Dictamen, siendo aún mi maestro en la Facultad de Periodismo.
Se equivoca en todo lo que dice de mi persona respecto de represión, censura, percusión; yo puedo ver a la cara, a los ojos, a cualquier compañero de los medios de comunicación, incluyendo a mis más fervientes detractores, incluso a usted.
No tengo nada que ocultar ni tengo temor a nada, y si hoy decidí escribirle este correo no es por la crítica infame que hace a mi persona, a lo cual ya estoy acostumbrada, y que es parte de la mentira o de otro sentimiento humano que ignoro, sino porque hace rato, en una charla con compañeros reporteros, hablábamos de lo difícil que es el ejercicio periodístico, pues es casi un apostolado, por la compleja realidad que rodea a esta noble profesión.
Hablábamos de nuestros profesores, de lo que nos decían en las aulas, y yo hice referencia a usted. Llegando a mi oficina me encontré con su clásica columna de denostaciones, críticas e injurias, y déjeme decirle que por primera vez me avergoncé de mi maestro.
Siempre he creído que la crítica, por más feroz que sea, si está sustentada en la verdad, tiene que servirnos como aliciente para corregir; la crítica feroz, sin mayor argumento que la imaginación, el encono, la furia o la frustración, simplemente hay que dejarla pasar, pero hoy, tras leerlo, reitero, me sentí avergonzada del nivel de periodismo que hoy ejerce quien fuera para mí, y para muchos otros que tuvimos la fortuna de conocerlo en mejores tiempos, un gran maestro.
Como siempre, estoy a sus órdenes.
Gina Domínguez
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Columna Al aire
Maryjose Gamboa
Tomado de Notiver
25 de agosto de 2013
Memoria corta, lengua larga
Decía el Secretario de Gobernación Miguel íngel Osorio Chong que la paciencia tiene un límite y no se equivoca.....No sólo la paciencia, también la prudencia tiene un límite, como debería tenerlo la maldad y el cinismo. La carta “aclaratoria” que el día de ayer le envió la Coordinadora de Comunicación Social al maestro, al periodista, al compañero, al amigo Luis Velázquez, no solamente es injusta, también como ella misma, es infame.
En una época en la que el país completo cuestiona a los maestros por abandonar las aulas y tomar las calles exigiendo privilegios sindicales logrados gracias a la ambición desmedida de sus propios líderes, vale la pena hablar de “los otros”, los que día a día ejercen el magisterio como un apostolado. El compromiso de Luis Velázquez con el periodismo de a pie, el que defiende las causas de los más desprotegidos, el que exhibe los peores males de un gobierno al precio que sea, el que ignora privilegios y acepta que su obligación moral con sus lectores es llevar la historia sin remiendos, lo llevó a las aulas, desde donde luchó por forjar generación tras generación a esta clase de periodistas.
Como muchos de los que hoy forman parte de una redacción, están al frente de un micrófono o de una cámara, recuerdo como cada tarde, en punto de las cuatro, llegaba Luis Velázquez al salón de clases con una catedra sobre los pormenores del oficio. Ponía siempre el mismo rigor en los textos que sus alumnos debían entregarle como en los motivos que los llevaron a escribirlos. Como pocos supo encontrar en cada uno ese “algo” indescifrable que definiría la manera de ejercer el oficio. A muchos de ellos, los llevaba a la redacción del periódico que durante tantos años dirigió para que conocieran lo que implica el verdadero trabajo periodístico y en la mayoría -los más afortunados-, logró sembrar el coraje y la “indignación crónica” que conlleva, casarse con la obligación de informar los hechos como son y no como convienen a los poderosos que se den a conocer.
Punto por punto....
“Me encontré con un análisis fuera de la realidad y sustentado en percepciones totalmente falsas” dice Gina Domínguez en su carta aclaratoria al Maestro Velázquez. Las percepciones se derivan de la manera particular en la que cada uno entiende el entorno, por lo tanto no hay falsas o verdaderas, simplemente dependen del criterio de cada cual, pretender que sólo las afines a los intereses de la vocera sean “verdaderas” demuestra uno de los puntos que rechaza en su misiva...Intolerancia.
“Recuerdo sus clases de periodismo, en donde su discurso regía en torno a la objetividad, el profesionalismo y, sobre todo, el compromiso con la verdad. Muy lejos, maestro, quedo esa época”.... escribe Gina Domínguez. Difícilmente algo de aquellas clases recordará la vocera y la redacción de la misiva lo corrobora. Luis Velázquez, señora Domínguez, jamás habló en sus clases de objetividad, citaba constantemente a García Márquez y recordaba a sus alumnos que la objetividad es relativa a los objetos. Como sujetos ”“dijo el maestro en una clase- tenemos mayor afinidad a determinada ideología, nuestro reto diario es plasmar en cada nota la visión y la versión de todos los implicados, entendiendo que el deber obliga a contar la historia más allá de lo que esta nos provoque. Tal como enseño a sus alumnos, aunque claro está que no todos aprendieron, su compromiso con la verdad ha quedado demostrado durante cada día de las más de tres décadas que ha denunciado la miseria que se vive en Veracruz y que Domínguez niega en cada boletín, la vulnerabilidad de los migrantes a los que el Gobierno del estado desprecia y la corrupción de los funcionarios a los que el aparato estatal protege.
“La libertad de expresión debe ser ejercida con toda honestidad y, sobre todo, con toda veracidad”... Sentencia Gina Domínguez. Libertad de expresión significa manifestar del modo que sea lo que cada quien piensa, el “deber” es de aquellos a quienes el pueblo paga por servirles, para el resto se aplica sólo “el ser” y “el ser” implica expresar en libertad lo que la información, la intuición, la emoción o la experiencia que se posea te dicta. Nada más.
“No soy dueña de ningún periódico, ni de ninguna estación de radio, ni tengo negocios millonarios, ni poseo restaurantes ni salones de fiesta”.... Aclara Gina Domínguez. Luis Velázquez con el rigor periodístico que lo caracteriza, no acusó nunca que los tuviera, citó a quienes hemos dicho, y lo sostenemos, que los posee. Si de verdad la vocera quiere “aclarar” este punto, hay instancias legales para hacerlo, para empezar si ella misma permitiera que los órganos encargados de transparentar el manejo de los recursos públicos hicieran su labor, podría por ejemplo, permitir que la gente conociera el presupuesto real que la dependencia a su cargo maneja. Después y porque no está demás, se podría exhortar a los verdaderos dueños de las empresas de las que se menciona como socia, a dar la cara y mostrar las actas constitutivas de cada una en aras de limpiar su imagen.
“Yo puedo ver a la cara, a los ojos, a cualquier compañero de los medios de comunicación, incluyendo a mis fervientes detractores, incluso usted”.... Desafía Gina Domínguez. Esta reportera, a quien Luis Velázquez ha dado voz en sus espacios cada que a la vocera se le ha antojado mandar a despedir, es testigo de su prepotencia e infinita soberbia, no podría ver la vocera a la cara, menos a los ojos a quienes ha perseguido hasta el cansancio, hasta la saciedad, a menos claro, que el cinismo se haya apoderado por completo de ella y nada quede de la que un día vivió en carne propia el hostigamiento oficial, aunque por otros motivos que nada tienen que ver con la denuncia social.
El resto de la misiva enviada por Gina Domínguez a quien fuera Premio Nacional de Periodismo Luis Velázquez, resulta tan insultante para el maestro como para cualquiera que la lea. Habla de verdad, justicia, vergí¼enza, términos que a lo mejor en alguna época de su vida conoció pero que hoy en el día a día, demuestra no son parte de sus valores. De todas las equivocaciones y los abusos de la vice Gobernadora, este es de los más indignantes. El lodo vertido sobre los compañeros vivos y muertos la imposibilita moralmente para hablar de nada más que de las bondades de la prosperidad.
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Maestro y ¿cuándo lo matarán?
Maestro y amigo:
Todos los días leo el blog expediente y todos los días tiemblo...y me pregunto ¿cuándo lo matarán? ¿Hasta cuándo lo dejarán escribir así?
Maestro, hay reporteros que me dicen, molestos ¿ya viste lo que publicó hoy?
Y yo les contesto: “Escriban ustedes igual que él”.
Víctor S. Pérez.
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¿Y qué sigue?
He leído y reeleído la carta de maría Georgina Domínguez, jefa de prensa del duartismo, en contra del blog.expediente.mx.
Sólo me pregunto ¿qué sigue después de la carta..con toda la fuerza policiaca que Georgina tiene atrás de su persona?
Antonio Juan Zurita.
Veracruz, Ver.
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Todos en pie de lucha
"Al hombre (o la mujer) cabal o rufián, se le conoce cuando tiene el poder en la mano". No seria la excepción la excelsa "Comunicadora del Pacífico", María Georgina Domínguez Colio, quien con solo ser la jefa de prensa omnipotente del gobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, no tiene calidad moral para reprender, enfrentar a un periodista como Luis Velázquez Rivera, cuando esta misma administración está descalificada por los más de nueve asesinato de periodistas en los más de dos años de gestión. Gina Domínguez no se puede dar baños de pureza porque todos sabemos que fue la vocera del encarcelado por nexos con la delincuencia organizada, Mario Villanueva. Todos en pie de lucha...
Lidia Salomon 13 Jun, 2015 - 00:27
Sr. Luis Velazquez!. TODOS MIS RESPETOS, ES UNA LASTIMA QUE LA SRA. DOMINGUEZ SE REFIERA ASI DE SU PERSONA, CUANDO TODOS CONOCEMOS COMO SE MANEJA LA INFORMACION QUE LASTIMA Y LES LLEGA A CIERTA CLASE POLITICA. DIOS LE PROTEJA Y SIGA USTED ASI. PUES ES UN EJEMPLO DE LA PERSONA O EL PROFESIONAL QUE NO TEME DECIR LA VERDAD.TODOS MIS RESPETOS!!!...
Ivan 25 Ago, 2013 - 17:57
Parece que la Señora no es tan intocable como dicen. Le dolió y le dolió bien. Como dice la sabidurÃa popular, que nunca se equivoca, «la verdad no peca pero incomoda».
Ruperto Portela Alvarado. 24 Ago, 2013 - 15:48
"Al hombre (o la mujer) cabal o rufián, se le conoce cuando tiene el poder en la mano". No seria la excepción la excelsa "Comunicadora del PacÃfico", MarÃa Georgina DomÃnguez Colio, quien con solo ser la jefa de prensa omnipotente del gobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, no tiene calidad moral para reprender, enfrentar a un periodista como Luis Velázquez Rivera, cuando esta misma administración está descalificada por los más de nueve asesinato de periodistas en los más de dos años de gestión. Gina DomÃnguez no se puede dar baños de pureza porque todos sabemos que fue la vocera del encarcelado por nexos con la delincuencia organizada, Mario Villanueva. Todos en pie de lucha...
24 Ago, 2013 - 12:49
Que sinvergüenza persona