De Luis XIV a Nemi Dib
•“El Estado soy yo” dijo el rey; Nemi Dib ha dicho: “En la Secretaría de Salud mando yo”
•Por vez primera un duartista enfrenta “el poder virulento” de la dirigencia sindical
•Habla de tantos vicios en la SESVER que debiera denunciar en la procuraduría a Pablo Anaya
•En el fondo construye su imagen de gran fregón para amarrar candidatura a gobernador
I
El 13 de abril de 1655, a los 16 años de edad, Luis XIV, habría acuñado la siguiente frase bíblica: “El Estado soy yo”.
Quiso así especificar que el rey era el estado, cuando, claro, se vivía la monarquía absoluta.
Por eso mismo, y para que ninguna duda existiera, decretó de inmediato 17 edictos para aumentar la recaudación fiscal.
Luis Velázquez
Ahora, el 31 de julio, el secretario de Salud, Juan Antonio Nemi Dib, ha reproducido de alguna forma el modelo de Luis XIV y ha dicho: “Mientras yo sea secretario de Salud… yo voy a ejercer la secretaría y ejercer las atribuciones que me ha dado la ley y ejercer el mandato del gobernador”.
Habló con el periódico El Heraldo de Veracruz para contextualizar la denuncia, ya confesa, de un par de trabajadores de la Secretaría de Salud de robo de medicamentos.
Pero, además, para referirse al sindicato del ramo que ejerce ”˜”™un poder virulento”™”™.
Por eso mismo, reviró diciendo: “Mientras sea el titular de la dependencia ejercerá su autoridad sin permitir que ningún liderazgo pase por encima de mí y provoque un conflicto en los servicios”.
II
El Heraldo de Veracruz publicó la noticia en portada, a ocho columnas, y en un bajante escribió lo siguiente: “Quien manda en la secretaría soy yo” sentenció Nemi.
Por eso es que el lector apenas pajareó los titulares de portada del diario de inmediato se acordó de Luis XIV cuando tenía 16 años.
“El Estado soy yo”.
III
La liga histórica entre Luis XIV y Nemi Dib lleva al diálogo entre el presidente Carlos Salinas de Gortari e Ignacio Morales Lechuga procurador de Justicia de la nación.
En un acuerdo, Salinas dijo a Morales Lechuga que por encima de él como presidente de la República nadie existía.
Entonces, el procurador de Justicia de la nación observó de la siguiente manera: “Por encima de usted está la Constitución General de la República”.
Semanas después, el procurador era nombrado embajador de México en Francia, lo que entonces, y ahora, en el país imperial que todavía vivimos, significa el exilio.
IV
Y si El Heraldo de Veracruz subtitula así la entrevista con el secretario de Salud, “quien manda en la secretaría soy yo”, habría, entonces, de precisar que quien manda en la secretaría son:
a) El gobernador.
b) Por encima de ambos, la Constitución General de la República.
c) La Constitución de Veracruz.
d) Los casi 8 millones de veracruzanos.
e) La rendición de cuentas y la transparencia.
f) Los derechos humanos.
V
Además, la postura del secretario de Salud ante el sindicato al que acusa de “un poder virulento” que “exige cien mil pesos por cada una de las 400 plazas que se ocuparán en el nuevo hospital de Boca del Río” manifiesta un discurso diferente al de, por ejemplo, la Secretaría de Educación, donde el líder sindical del SNTE, sección 32, Juan Nicolás Callejas Arroyo, ha convertido a la SEV, con Adolfo Mota, en un rehén.
Y, bueno, si un par de empleados fueron descubiertos en el robo de medicamentos, de seguro habrán interpuesto la denuncia en la Procuraduría de Justicia para proceder.
Más aún. Si la dirigencia sindical ha sido descubierta con que venden “en cien mil pesos… cada una de las 400 plazas”, entonces, en un Estado de Derecho sólo resta interponer la demanda ante la procuraduría para proceder.
VI
Claro, el secretario cacarea el asunto en los medios porque se está construyendo su imagen de gran fregón de cara a la candidatura a gobernador en el año 2016 con miras a convertirse en el favorito del jefe máximo.
Sólo faltará que con empleados robando medicamentos y líderes sindicales vendiendo plazas y médicos de hospitales “prescribiendo medicamentos a sus compañeros de trabajo”, la denuncia sea formalizada ante la Procuraduría de Justicia.
Pero, además, que Nemi Dib también acuse, mínimo, a su antecesor, el doctor Pablo Anaya Rivera, de negligencia administrativa porque, entonces, habría de preguntarse si tales vicios enmarcados por el secretario iniciaron apenas ahora con él al frente.
O, por el contrario, le fueron heredados.
Y si le fueron heredados, y se abstiene de una denuncia, entonces se convertiría, de acuerdo con la ley de Responsabilidades de los Funcionarios Públicos, en cómplice.

