El médico, atrapado entre la espada y la espada del insomnio porque los niños estaban muriendo en el área hospitalaria de la secretarí­a de Salud donde es titular, lanzó un video que tuvo resonancia local, quizá nacional, pues hasta la Organización Mundial de la Salud se ocupó.
Nunca quiso el médico evidenciar al secretario de Salud, SS, doctor Roberto Ramos Alor, y quien luego de la gran solidaridad religiosa, ningún chile embonara.
El doctor Miguel Gómez únicamente buscó salvar la vida de los niños hasta donde era posible.
Y con la Asociación Civil Nariz Roja, tan generosa, lograron el objetivo.
Hacia la semana anterior, de los tres millones 109 mil recaudados, 420 mil habí­an sido canalizados para la compra de medicamentos en la Torre Infantil en la ciudad de Veracruz.
Y, bueno, en la cancha estaba si el resto lo entregaban a la SS, aun cuando muchos se oponí­an, pues las tentaciones son canijas.
Con todo, la SS de Veracruz quedó evidenciada. Mejor dicho, el titular.
Fernando Gutiérrez Barrios, El hombre-leyenda, el policí­a polí­tico, el polí­tico policí­a, lo expresaba de la siguiente manera:
La grandeza de un hombre público se mide y calibra en la adversidad.
Y en el tiempo duro y difí­cil que se vive y padece con el coronavirus y la recesión y la llamada austeridad republicana, anexos y conexos, el titular de la SS olvidó el principio viejo, histórico, legendario y mí­tico del juramento de Hipócrates.
Peor, mucho peor, porque de por medio están los niños con cáncer. La parte más frágil y débil de la vida humana.
Encaramado en la 4T, hombre del poder y con poder, que incorporó a la nómina a familiares y amigos, perdió la dimensión de la realidad social, un Veracruz donde 6 de los 8 millones de habitantes viven en la miseria y la pobreza.
Y lo más angustiante, sin que ninguna, absolutamente ninguna lucecita alumbre el largo y extenso fondo del túnel.

¡POBRECITO RAMOS ALOR!

Cierto. Hay desabasto de medicinas y para todas las enfermedades.
Cierto, una de las razones del desabasto es que el obradorismo decidió acabar con los intermediarios en la compra de los medicamentos y que entre otras cositas llevara al despido del delegado federal en Jalisco quien vendí­a medicinas a sobreprecio a varias secretarí­as de Salud del paí­s, entre ellas, al gobierno de Veracruz, con Roberto Ramos Alor al frente.
Cierto, el obradorismo aplicó a la compra internacional de medicinas, en forma directa a los laboratorios, para, digamos, y en nombre de la austeridad republicana, ahorrar centavos y acabar con la corrupción, el tráfico de influencias y conflicto de intereses que tanto se daba, o en todo caso, sigue dándose.
Cierto, la compra en el extranjero de medicinas atravesó por el desabasto en el mundo.
Y en contraparte, las medicinas comenzaron a escasear en todos lados y se llegó a una crisis humanitaria donde, y por ahora, los padres con niños con cáncer sopesan una denuncia penal en contra del presidente de la república.
Fue entonces cuando en nombre del más profundo humanismo y vocación social y solidaridad el doctor Sergio Gómez lanzó la convocatoria en las redes sociales para colectar recursos económicos con que adquirir la medicina para los niños con cáncer.
Nunca, sin embargo, Ramos Alor tuvo la dimensión humanista.
Pero, bueno, queda claro que más allá del gobierno de Veracruz hay vida. Incluso, mucho más vida. Y lo más importante, con libertad, independencia y autonomí­a, pero más aún, con dignidad.

VIGILARíN CADA PESO…

Ellos tuvieron como objetivo reunir unos 450 mil pesos, los que en el momento se necesitaban. Pero llegaron a más de tres millones de pesos con el apoyo de la asociación civil, Nariz Roja.
Su titular, Alejandro Barbosa, reveló, por ejemplo, que “que una gran señora que tiene el corazón lleno de amor y solidaridad” aportó generosa donación.
Su nombre fue omitido porque así­ son las personas humanistas, aplicando, en todo caso, el principio religioso de “hacer el bien sin mirar a quién”.
Incluso, también dijo que el resto del dinero serí­a entregado a la secretarí­a de Salud para “legalizar su utilización en el tratamiento a los niños”.
Pero… que al mismo tiempo, “estarí­an pendientes de que cada peso sea utilizado para la compra de medicinas para el cáncer” (Notiver, 12 de octubre, 20).
Nadie duda de la llamada “honestidad valiente y la purificación moral” de la 4T.
Pero, bueno, cuando y como en el caso, un diputado local de MORENA, Magdaleno Rosales Torres, descobijó a sus colegas en la LXV Legislatura de que igual que él también tienen a la familia en la nómina, y además, expuso en el tendedero público los trastupijes del vocero Aldo Valerio, solapados, incluso, por el secretario de Educación, entonces, “la burra no era arisca, sino la volvieron”.
Más, mucho más, con el hijito de Manuel Bartlett Dí­az, director de la Comisión Federal de Electricidad, y sus negocitos, y con la denuncia de Porfirio Muñoz Ledo de los millones de pesos del erario manejados por su adversario Mario Delgado atrás de la dirigencia nacional de MORENA.
El doctor Miguel Gómez ha confortado y reconfortado el corazón social.