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Martes 06 agosto, 2019

La lí­nea roja

A pesar de sus derrotas ante Vicente Fox, Felipe Calderón y Andrés Manuel López Obrador, el PRI continúa sin aprender la lección. Igual como antes, con la elección del presidente del CEN están repitiendo la misma cultura tricolor del siglo pasado. La cargada, el carro completo, la estampida de los búfalos, el carrusel de votos, las urnas embarazadas, resumidas en dos palabras, "La lí­nea", "La lí­nea" está dominando, todo indica, a favor del candidato de las elites rojas, entre ellas, las de Enrique Peña Nieto y Carlos Salinas.

Luis Velázquez

"La cargada", pues, la bufalada, la borregada, a favor de Alejandro Moreno Cárdenas, apodado "Alito" en otros tiempos, rebautizado en su apodo como "Amlito" por su cercaní­a con AMLO, el presidente de la república.
Nadie, entonces, necesita la brújula, al chamán o a los santeros para vislumbrar el futuro del partido tricolor, ligado, parece, a la extinción.
Cierto, y como dice el politólogo Ramón Bení­tez, la patria completa, la república amorosa, la Cuarta Transformación, el nuevo paí­s, agradecerá el kamikaze del PRI.
Mucha, muchí­sima razón tuvo Morris West con su novela "El arlequí­n" donde exhibe la historia de los imperios y emporios cavando su propia sepultura... pero desde adentro. En ningún momento, digamos, por factores externos.
"La lí­nea", en su más alto decibel.
La compra de conciencias y lealtades. La subasta de los votos. La sucesión continua de puntos en el espacio, como se define en fí­sica.
La instrucción superior (y sagrada) de quien manda a los subordinados.
Y, por eso mismo, con "la lí­nea", todo se acata, y sin chistar, y con una risita, a tono, digamos, con las famosas caritas sonrientes de la cultura azteca.
Los dueños del PRI así­ lo siguen estableciendo.

EL PESO DE "LA BUFALADA"

Muchas elites, parte singular de la militancia, pedacitos del viejo priismo, migraron a MORENA el año anterior. Y/o a otro partido, como en el caso de Veracruz al PAN, los Flores Espinoza, los Tejeda Tejeda, los Basilio Picazo, las hermanitas Fabiola y Regina Vázquez Saut, los Fernando Arteaga, los Garcí­a Guzmán y los Garcí­a Escalante, etcétera.
Pero quienes decidieron permanecer y, digamos, jugársela en la penúltima oportunidad electoral, antes, mucho antes de la extinción, quedaron tan acostumbrados al ADN tricolor (la sumisión y el vasallaje) y ahora están en la lí­nea del mensaje lineal.
La borregada, pues, con AMLITO.
Incluso, hasta los priistas jóvenes están convencidos del único camino de ir con "la cargada" para salir de la medianí­a y formar parte de la riqueza en el menor plazo público.
El ejercicio libre de la democracia electoral, la democracia partidista, el legí­timo derecho a elegir con libertad, el sufragio efectivo no reelección de las elites partidistas, sigue formando parte de la utopí­a, la esperanza, los sueños, las ilusiones, la quimera civil.
El primer requisito para ser priista es la pérdida total de la identidad, y en un descuido, de la dignidad misma.
Todos con AMLITO. Nadie, pocos en todo caso, con Ivonne Ortega, la priista osada y temeraria desafiando a las cúpulas tradicionales.
El doctor José Narro, exrector de la UNAM, ex secretario de Salud, hombre acostumbrado al ejercicio de la inteligencia, miró y sintió el peso de "la bufalada" y mejor declinó en su legí­tima aspiración.
En ningún momento quiso formar parte del coro.

LA VENTA DE ESPERANZAS

Muchos años de obediencia ciega en el PRI. Quizá, sin duda, desde 1929, cuando Plutarco Elí­as Calles creara el partido abuelito del PRI, el Partido Nacional Revolucionario, y repartió el poder polí­tico entre los militares y caciques de cada región federativa a cambio de mantener la obedeciencia a ciegas, y de igual manera como Porfirio Dí­az con su "¡Mátalos en caliente!", también "en caliente" sacrificaban a los disidentes, inconformes, rebeldes, insumisos y contestatarios.
Las llamadas bases militantes, "la perrada" les llamaban en otro tiempo, quizá todaví­a hoy, los militantes de a pie, los pintores de brocha gorda en bardas y árboles, repartiendo propaganda, cargando las tortas y el maletí­n del jefe, y quienes jamás han decidido por ellos mismos.
Y cuando quisieron, como cuando José Vasconcelos lanzara su candidatura presidencial independiente ante el candidato de Elí­as Calles, entonces, la matanza de Topilejo, cien vasconcelistas asesinados en menos de diez minutos.
Nueve jarochos y campechanos se sublevaron a la reelección de Porfirio Dí­az en la ciudad de México y todos fueron emboscados y asesinados en caliente.
"La lí­nea" actual del PRI a favor de AMLITO en ningún momento significa, oh logros de la democracia, matar en caliente a nadie ni tampoco emboscarlo o enviarlo a un campo de concentración.
Simple y llanamente, la venta de esperanzas. "Te prometo que hoy mismo estarás conmigo en la esperanza". Pero la venta de esperanzas burda, ramplona, barata, soez. "Tomadura de pelo", pues.
"La lí­nea" roja es un rí­o crecido. Se lleva todo. Arrasa con todo. Entre otras cositas, avasalla con la libertad de ejercer el legí­timo derecho a elegir a la dirigencia.

TODOS CON AMLITO

Alrededor de AMLITO están, entre otros, los hijos de Roberto Madrazo Pintado y de José Murat Casab. Y Claudia Ruiz Massieu con su tí­o, Carlos Salinas, y Enrique Peña Nieto. Y los hermanos Moreira de Coahuila. Y los Manuel Velasco, el senador de la república, ex gobernador de Chiapas.
Todos, apellidos ligados a escándalos priistas. El paí­s, en el primer lugar de la corrupción polí­tica en América Latina y en uno de los primeros lugares en el mundo.


1 comentario(s)

Jose manuuel Soñis Romerp 06 Ago, 2019 - 13:43
Excelente Reseña Maestro Luis Velazquez. Como todos sus mega articulos.

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