Cabalgatas, herencia de Fidel Herrera
•La avalancha de caballos y jinetes en los pueblos caracterizó, entre otras cositas, al sexenio anterior
•Ahora, muchos alcaldes la reproducen
•Pero... constituyen un riesgo para que los malosos, como Pancho Colorado al lado del fogoso, se proyecten
•Sacar un beneficio social para la comunidad
En tanto Miguel Alemán Velasco heredó a la cultura política de Veracruz el Festival Tajín que este año descarriló, Fidel Herrera dejó para la posteridad las cabalgatas en cada pueblo.
En su sexenio, por ejemplo, a cada rato organizaba cabalgatas municipales y regionales que incluso
Luis Velázquez
lo expusieron y/o en todo dieron pie para que en una de ellas, a su lado apareciera Pancho Colorado, El señor de los narcocaballos, preso en Estados Unidos por delitos contra la salud, y cuyo administrador y abogado era un hermano de Alberto Silva Ramos, candidato priista a la curul federal por el distrito de Tuxpan.
Así, de norte a sur y de este a oeste cada alcalde enloquecía por organizar cabalgatas, pues tales gustaban al góber fogoso y gozoso.
Semanas anteriores, por ejemplo, en la región de Vega de Alatorre hubo una más con unos 4,500 caballerangos trepados en sus bestias, y en donde el senador Pepe Yunes Zorrilla fuera el invitado principal y único.
Tal cual, a los organizadores se les fue el santo al cielo porque todos desfilaron en la carretera federal de un lado a otro y durante unas cuatro horas, aproximadamente, bloquearon el tráfico generando ene número de mentadas de madre de los conductores.
En Soledad de Doblado también se efectuó una caminata sin precedente, algo así como 4,500 caballos, siendo un orgullo para la presidenta municipal.
Pero…
UNA CUOTA POR CABALLERANGO
Pero tales cabalgatas ningún beneficio social ni económico ni humanístico dejan al pueblo.
Más bien heredan ene kilos de mierda de los caballos que luego el departamento de limpia pública del Ayuntamiento levanta.
Pero, además, significan un egreso para la autoridad municipal, pues luego del festín populista ofrecen un banquetazo, aunque sea a base de tacos, quizá el sacrificio de vacas en tamales de barbacoa y mucha, demasiada cerveza.
Por lo pronto, el góber fogoso y gozoso ya se fue del palacio desde hace cuatro años con cuatro meses y, por tanto, convendría un alto al mesianismo barato y ramplón.
Más todavía:
Si algún alcalde y/o candidato a diputado federal las sintiera procedentes, entonces, caray, si cada jinete aportara, digamos, unos cien pesos para la remodelación y/o equipamiento de una escuela, quedaría un recuerdo singular.
Y, por supuesto, con recibo de por medio para evitar suspicacias, dudas y sospechas.
Incluso, la autoridad civil podría suscribir un acuerdo con la Asociación Ganadera local para llevar las cosas en orden.
Y de paso serviría para mejorar los espacios educativos, por ejemplo, ahora que hemos entrado a la temporada de calor considerando que hay miles de escuelas oficiales sin aire acondicionado en sus salones de clase.
Cien pesos por cada jinete en ningún momento resulta oneroso.
Más aún con los tiempos tan revolcados y turbulentos que padecemos cuando la secretaría de Finanzas y Planeación ha tocado fondo.
ALTO A LAS CABALGATAS
De pronto, el magnate Harry Grappa Guzmán, secretario de Turismo, se aburrió de estar declarando Pueblos Mágicos y récord Guinness y los ha cancelado, de igual manera, como por ejemplo, pasada la calentura también suspendieron las ruedas de prensa de los días lunes.
El ideólogo turístico del gobierno de Veracruz también se aburrió de andar cacareando que Veracruz es el líder del turismo de aventura en América Latina y ha dejado el sonsonete por un lado.
Y, bueno, como las cabalgatas todavía perduran pues el fogoso, igual que Adolfo Ruiz Cortines, también siembra para México, quizá, acaso, Harry les pudiera imprimir un nuevo aliento, y más con su vocación empresarial para, digamos, cabildear con los alcaldes y de paso con el secretario de Educación y cabildear una cuota, digamos, de cien pesos, a cada jinete participante.
Por lo pronto, la Semana Santa se ha atravesado y habría tiempo suficiente para sopesar la posibilidad.
Y/o, en todo caso, suspenderlas, pues nadie sabe el número de señores de la droga que suelen filtrarse y tomarse la foto al lado de los políticos participantes, eufóricos montando a caballo, como fue el caso de Pancho Colorado con Fidel Herrera.