El columnista incómodo
•Apostolado periodístico
•Contar historias, un delito
DOMINGO
El columnista incómodo
Don Manuel Buendía, el columnista de mayor influencia en el siglo pasado, asesinado por la espalda en el segundo año del presidente Miguel de la Madrid (30 de mayo de 1984) en un complot proveniente del mismo gobierno, aseguraba que el columnista incómodo denuncia y critica a las elites en el poder y nunca, jamás, lo toman como punto de referencia para cambiar el estilo personal de gobernar.
Luis Velázquez
Por el contrario, satanizan con todo al reportero indeseable.
Incluso, Buendía lo aseguraba tal cual hacia el final de sus días, luego de tanto camino andado en varios periódicos con su columna Red Privada, que sólo enfurecía a los políticos, uno de los cuales, José Antonio Zorrilla Pérez, director de la temida y temible Federal de Seguridad, planeó su asesinato, Manuel Bartlett Díaz, secretario de Gobernación.
Buendía siempre cuestionó en los políticos la corrupción y la impunidad. El tráfico de influencias. El enriquecimiento inexplicable. El mal gobierno y el sentido patrimonialista en el ejercicio del poder. Incluso, desde entonces, la alianza entre los políticos con los barones de la droga.
Y no obstante, ni los políticos de su tiempo ni después modificaron su conducta pública. Tan es así que México ocupa uno de los primeros cinco lugares de corrupción política en el mundo según la encuesta de Latinobarómetro.
LUNES
Todo sigue igual…
El reportero Gregorio Navarrete Cruz murió en un accidente automovilístico en el camino de Veracruz a Xalapa, cuando un tráiler se le fue encima en una curva, él, que manejaba un VW, su único patrimonio en la vida y lo que habla de su integridad.
Goyo fue el primer reportero que, sin duda, caminó en las regiones indígenas de Veracruz, denunciando la miseria, la pobreza y la jodidez, el desempleo, los salarios de hambre y la migración.
Los niños que morían por una anemia implacable, una diarrea fuera de control, expuestos a la intemperie en tiempo de frío, que se duermen en el salón de clases por la desnutrición.
Los ancianos enfermos sin derecho a la seguridad social de los hospitales públicos.
Las mujeres que mueren en un parto mal atendido por una comadrona en la montaña.
Tal cual se le recuerda con sus grandes crónicas y reportajes en las demarcaciones montañosas de Veracruz.
Y sin embargo, fallecido en el año 1980, cuando Agustín Acosta Lagunes andaba en campaña electoral para la gubernatura, 35 años después, la miseria, el hambre y la jodidez persisten en las regiones étnicas de Veracruz, desde Huayacocotla y Chicontepec hasta Soteapan y el Valle de Uxpanapa.
Cierto, mucha, muchísima razón existe en aquel dicho popular de que Veracruz es el estado de ánimo donde no pasa naaada…
MARTES
Apostolado periodístico
Viejo testarudo, guerrillero, combativo implacable, convirtió el periodismo en un apostolado. Mejor dicho, en una religión.
Desde El comentario, su periódico, parece, de 12 páginas, León Barradas publicaba en portada un cintillo.
Y en cada cintillo iba contando los días que faltaban para que el gobernador en turno terminara su mandato y se fuera.
Uno a poco, cada semana, cada mes, cada año, le restaba los días de su desgobierno, de su mal gobierno, de su gobierno nefasto, decía.
Luchó como tantos otros don León Barradas, siempre de guayabera de manga larga, siempre con botas, con frecuencia con sombrero, con un periodismo ácido, contando la historia tal cual de cada día.
Sin transar ni pactar con el equipo gobernante.
La vieja lucha de Ricardo Flores Magón abanderada por el reportero aquel que casi casi llenaba el periódico con sus textos.
Y no obstante, sexenios después, la corrupción política que enunciara y denunciara sigue, continúa, imparable.
MIÉRCOLES
Encarcelado por decir la verdad
El alcalde jarocho de entonces, el priista Mario Vargas Saldaña, quiso, intentó, convencer al reportero Juan Zanoni de la Garza, su columna Escribiendo la verdad, en el periódico La Nación, de que alivianara su crítica.
Firme en su periodismo de denuncia, Zanoni se mantuvo imperturbable.
Entonces, cada noche, el presidente municipal llegaba al periódico, con el permiso del director general, Fernando de la Miyar, y de Zanoni, para cuando menos, cuando menos, cuando menos, pudiera leer desde la noche anterior el texto demoledor que al día siguiente circularía.
En el sexenio de Rafael Murillo Vidal, Zanoni fundó la revista Basta! y convirtió la crítica en una razón de su vida.
Cada número documentaba el manipuleo político que Rafael Arriola Molina, presidente del CDE del PRI, y Aureliano Hernández Palacios, procurador de Justicia, operaban en las neuronas del gobernador.
Hasta que, bueno, un día, se hartaron y le inventaron el asesinato de un homosexual en el parque Zamora, del puerto jarocho, y lo confinaron en el penal de Allende.
Murillo Vidal terminó el sexenio en medio de la impunidad, la mismita que siguiera en los mandatos siguientes, sin que nunca, jamás, algún político cambiara la tónica de la corrupción.
De nada, pues, sirvió que Zanoni haya caído a la cárcel.
Años después, Zanoni murió y la vida pública sigue igual.
JUEVES
Contar historias, un delito
Regina Martínez, corresponsal de Proceso, informó de la corrupción política en Veracruz. Fue degollada en su departamento. Y la deshonestidad de los funcionarios públicos continúa.
Gregorio Jiménez informó del sórdido negocio que los tratantes de blancas hacen con las mujeres migrantes.
Fue secuestrado, mutilado, asesinado y sepultado en una fosa clandestina en el sur de Veracruz, en Las Choapas.
Y, sin embargo, muchos meses después, el tráfico de las mujeres indocumentadas de América Central en su paso por Veracruz sigue, imparable, sin que nada anuncie una lucecita en el extenso y largo túnel.
Gabriel Manuel Fonseca, reportero policiaco de 20 años, fue levantado frente a la agencia del Ministerio Público de Acayucan el 17 de septiembre del año 2011, y nunca, jamás, se ha conocido su destino.
Su único delito era contar la historia sórdida de cada día en el mundo delincuencial.
¿Para qué, entonces, reportear, escribir y publicar desde un oficio, el reporteril, que ha sido declarado más, mucho más peligroso… que las balas y el fuego cruzado?
VIERNES
Cada quien a lo suyo
Y, no obstante, el Sísifo de Albert Camus ha de vivir en cada reportero, como en cada vida.
Todos los días, Sísifo se echa la piedra en la espalda para treparla a la cima de la roca.
Y cuando está a un paso, la roca se cae y otra vez y otra vez y otra, sin que nunca lo alcancé, pero al mismo tiempo, cada vez lo intenta.
Cierto, ciertísimo, el reportero documenta la realidad y la escribe y publica y nada pasa.
El político vive enclaustrado en su laberinto donde ha creado su propia realidad. Una realidad a modo, traje a la medida.
Dueño del día y de la noche y de muchas vidas ajenas, a nadie escucha.
El político es su mismo dios.
Pero la tarea del escribidor es contar la historia de cada nuevo amanecer. Y tal cual ha de vivir hasta que un minuto antes de morir, como afirmaba Manuel Buendía, continuar tecleando.
En todo caso, el político gobierna y el reportero informa.
El político busca el poder y el reportero hurga información.
Son vidas paralelas. Pero distantes y lejanas.
Y ninguna razón existe para que el par de vidas se junte, mezcle y entremezcle.
Cada quien a lo suyo…