Veracruz, en la peor crisis alimentaria
•El arroz que comemos en la tierra jarocha se importa de Tailandia, la carne de Estados Unidos, el chile de China, la tortilla de Argentina y las uvas y manzanas de Washington
•En todo caso, los 8 millones de habitantes bien podríamos sentirnos cosmopolitas gastronómicos
•Agustín Acosta Lagunes soñó con un Veracruz como “el granero y yunque de la nación”
Luis Velázquez
Jorge Arias terminó de comer en su casa y se levantó de la mesa satisfecho y feliz. Pero además, se sintió cosmopolita. Por lo siguiente:
La señora le había servido un sabroso arroz… importado de Tailandia a Veracruz.
Y unos bisteces importados de Estados Unidos, aun cuando en el refrigerador también había un filete de pescado comprado, cierto, en la plaza comercial; pero importado de China.
Y aderezado con un pico de gallo con tomate traído de Sinaloa y chile comprado en China.
Con los bisteces se hizo unos tacos sabrosos con tortillas de maíz traído de Estados Unidos, parece, aun cuando pudiera ser importado de Argentina.
Y de postre, unas uvas con una manzana traídos de Washington.
Es decir, un banquete casi casi internacional. Y, por tanto, se sintió un Rubén Darío en París, comiendo el banquete más suculento; pero con todos los alimentos importados, tal cual está hoy México…y también Veracruz.
Cosmopolita que se creía, Jorge Arias ha pensado invitar un día a comer en casa al secretario de Desarrollo Agropecuario, el dentista Ramón Ferrari Pardiño; pero sin sus “Bembones” ostentosos y petulantes, sólo para hablar del gran déficit agrícola de Veracruz de que más del 50 por ciento de los alimentos que consumen los 8 millones de habitantes son de importación.
Pero se ha detenido.
Y se ha detenido, primero, porque nunca han sido amigos y sólo a los amigos se invita a comer en casa.
Y en segundo, el titular de la SEDARPA ni idea tiene de la baja en la producción agropecuaria de la tierra jarocha que se arrastra, digamos, desde el sexenio de Miguel Alemán Velasco, cuando la política en la materia consistía en contar chistes y chismes al gobernador.
Pero, además, el señor Ferrari es dueño de un restaurant a la orilla del Golfo de México, en Boca del Río, y ahí solo venden mariscos y pescados capturados en la madrugada en la bahía por el montón de pescadores a su servicio.
Y, por tanto, orgulloso se ha de sentir, sin importarle, por ejemplo, que los tres cultivos básicos del campo jarocho (la caña de azúcar, el café y la citricultura), desde hace ratito han sido rebasados como sostén de la economía local por las remesas de los miles de paisanos en el otro lado.
Y por eso mismo, sus “Bembones” gritonean como merolicos que aquí, en Veracruz, se consumen alimentos producidos en Veracruz, cuando la estadística de la Secretaría de Agricultura y del INEGI y de la Universidad Chapingo los contradice.
Tal cual sin contar, por ejemplo, que el 75 por ciento de las hortalizas consumidas de norte a sur y de este a oeste de la tierra jarocha a la que tanto han cantado Paquita la del barrio, Yuri y Olivia Gorra son importadas del extranjero, cuando, oh paradoja, Agustín Acosta Lagunes se “cortaba las venas” diciendo que Veracruz era “el granero y yunque de la nación”… produciendo legumbres al por mayor para la exportación.
Cierto, cierto, cierto, don Agus (así le llamaban de cariño) solía contar su orgullo de la autosuficiencia alimentaria de Veracruz al mismito Ramón Ferrari Pardiño cuando lo invitaba a los baños de azufre en Carrizal, un mediodía de los cuales se le desmayó a la mitad de la alberca y Nacho, el jefe de escolta del gobernador, se tiró al agua con todo y ropa y lo salvó para encarnar dos veces como titular de la SEDARPA y rescatar aquel sueño agustiniano.
Pero más aún, para sepultar la leyenda negra de que en Veracruz, como en el resto del país, los indígenas y los campesinos y los productores sólo están organizados para votar, como siempre lo creyó el mismito Óscar Brahuer, el secretario de Agricultura de Luis Echeverría ílvarez, el presidente de la república más faraónico, populista y mesiánico del país y que fue maestro de maestros de Fidel Herrera y José Murat Casab, clientes del The New York Times.
“EL GRANERO Y YUNQUE DE LA NACIÓN”
Cada día cuando toma sus alimentos Jorge Arias, en efecto, se siente un cosmopolita, no obstante que nunca, jamás, le ha interesado viajar por el mundo y lo más lejos a que ha llegado es a Teziutlán, Puebla; y eso por accidente, cuando una vez se perdiera saliendo de Huayacocotla con destino a Xalapa en su volchito azul cielo que tan leal le fue.
Y Jorge Arias se cree un cosmopolita por lo siguiente:
Según la FAO, el 75 por ciento del arroz que se consume en el país y, por añadidura, en Veracruz, es de importación, el 25% del maíz y el 42 por ciento del trigo.
De igual manera, el 281% por ciento de la carne en canal bovino se importa, y el 378 por ciento de la carne de porcino, y el mil 35 por ciento de la carne de aves y el 185 por ciento de huevo.
Es más, según el INEGI, hacia el año 2010 (ahora se ha incrementado), México había comprado en el extranjero cinco veces más carne de la que se compró; seis tantos más de leche; 12 veces más de cereales, 30 veces más de semilla, frutos, oleaginosos y frutos diversos y tres veces más de carne y animales acuáticos.
Se vive así la más profunda crisis alimentaria en un Veracruz que un exgobernador priista soñó con perfilar como “el granero y yunque de la nación”.