El showman de la Fiscalía
•Juega con escore mediático
•Veja y humilla a los demás
I
Si por mera curiosidad un lector siguiera con lupa las declaraciones del Fiscal General por nueve años de Veracruz sobre el plagio del reportero y editor del periódico “La Unión”, ah, y “conductor de taxi”, Moisés Sánchez Cerezo, llegaría a una sola conclusión, la siguiente:
El showman del Fiscal está jugando con el escore político y mediático.
Incluso, hace escarnio de la familia y, de paso, se burla del gremio reporteril.
Luis Velázquez
Todavía peor: se mofa, como si fuera un ser superior como, por ejemplo, uno de los emperadores romanos que se creían descendientes de los dioses del olimpo.
Y, bueno, si alguna duda existiera he aquí las últimas frases bíblicas que ha pronunciado a partir de su comparecencia telefónica con Carmen Aristegui en su noticiero radiofónico:
“Están a horas de tener evidencia tangible, de saber quiénes participan en el lamentable evento de la desaparición de Moisés Sánchez”.
Desde entonces, han transcurrido cinco días y sigue jugando con el lenguaje polisémico de la esperanza levantando expectativas, teniendo a todos en la zozobra y la incertidumbre, porque el Señor Justicia trabaja para garantizar la seguridad en la vida y en los bienes a partir de la impunidad.
En 72 horas se resuelve caso de periodista, "tengo la verdad en la mano" repitió un día después, en el puerto jarocho, cuando llegó a los juzgados en el edificio del antiguo penal de Allende.
“Los responsables podrían estar identificados” dijo, azuzando la posibilidad, la esperanza, la fe, cuando, bueno, y en contraparte, el boletín cacareaba la captura de una peligrosa banda de chamacos de 19, 22, 23 y 24 años que coleccionaban robos, asaltos y crímenes en Medellín, la tierra amada de Moisés Sánchez.
“Me estoy haciendo cargo de verificar que todo se esté desarrollando en el marco de la ley”, insistió el también mesías jurídico que se cree y siente, infalible; pero también, y como dijo Javier Duarte, “implacable e impecable”.
Ajá.
II
“No puedo revelarles nada”, dijo a los reporteros de la fuente, porque, bueno, en el lenguaje penal si el avance de la investigación trasciende los presuntos asesinos se ponen sobreaviso y tienen espacio y tiempo para huir como, por ejemplo, huyeron de Veracruz los carteles de la droga apenas tomó posesión de procurador de Justicia, tiempo aquel cuando descubrió un “cochinero” en la dependencia.
“Los responsables pueden estar identificados” dijo para seguir así alimentando la esperanza, además, de paso, envió un mensaje a Carmen Aristegui: pronto, antes de A la luz de un psicólogo, las frases bíblicas del showman, a la sazón Fiscal de Veracruz, sobre el plagio del reportero Moisés Sánchez delatan su proclividad a vejar y humillar la dignidad humana que el gallo cante tres veces “en la noche de los cuchillos largos”, habrá resultados.
“Estamos moviendo todo lo que se debe” dijo, de igual manera cuando luego del asesinato de los diez reporteros y fotógrafos en el primer tercio del duartismo, la vocera conocida como la Juana de Arco del siglo XXI aseguró que no pasaba un día, un solo día, sin que la procuraduría indagara, investigara, hurgara.
“Tengan un poquito de paciencia” pidió, sugirió, una vez más al gremio periodístico, argumentando de nuevo que unos son los tiempos del Fiscal y otros los tiempos de la familia y otros los tiempos de los reporteros y, por tanto, como es lógico, cada quien vive su tiempo.
III
“El asunto tiene muchos filtros y muchos ojos” explicó en rueda de prensa, emulando así a Sherlock Holmes y al doctor Watson atrás de las pistas de los presuntos asesinos, a quienes casi casi tenían localizados, a punto de capturarlos, mejor dicho, detenidos ya, pues todo indica que los cuatro chamacos de la peligrosa banda de robos y asaltos y crímenes de Medellín… será inculpada.
“Estoy puesto y dispuesto a revelar los hechos a quienes se le puede revelar” dijo en un retruécano cantinflesco, ignorando los interlocutores si ellos eran merecedores de tal confianza y/o, en todo caso, se refería al jefe máximo y/o a otros destinatarios o si de plano a nadie.
“Tengo la verdad en la mano”, sentenció para cerrar como torero en tarde de luces cargado en los hombros de los aficionados, la mano y el rabo en las manos.
IV
A tono con su identidad psicológica (el récord Guinness de la gesticulación, Mr. Bean), el Fiscal también es un manipulador de sí mismo que en nombre de la ley veja y hace escarnio del dolor ajeno.
A la luz de un psicólogo, sus frases lo delatan.