Miles de hectáreas de Veracruz quedarán infértiles
•Germán Larrea, del grupo México, el segundo hombre más rico del país luego de Carlos Slim, listo para extraer gas shale del norte del territorio jarocho y otras entidades federativas, lo que significará un holocausto ecológico
•En el norte del país ha originado el peor desastre natural con la industria minera
•Cientos de niños intoxicados por su culpa
Luis Velázquez y íngel Ramos
•63 cadáveres sepultados en Pasta de Conchos
•Mientras diputados locales de Baja California han puesto en alerta, en Veracruz todos callan
Después de Carlos Slim Helú, Germán Larrea, del Grupo México, está considerado como el segundo más rico del país, según la revista Forbes.
Su fortuna está calculada en unos 16,700 millones de dólares.
Su grupo México se extiende desde México hasta Estados Unidos y Perú.
Es el más influyente empresario del mundo en la industria minera.
También es propietario de 295 complejos cinematográficos en el país que incluyen las cadenas Cinemex (que a su vez adquirió las compañías de exhibición de cine MM Cinemas y Cinemas Lumiére) muchas, muchísimas en el estado de Veracruz.
Es dueño de las redes ferroviarias Ferrocarril del Sureste y Ferrosur que se fusionaron y atraviesan los estados de Oaxaca, Veracruz, Puebla e Hidalgo.
En su ferrocarril del sureste, más de 400 mil ilegales de América Central (Honduras, Salvador y Guatemala) caminan en el lomo de “La bestia”, en donde también suelen treparse los carteles y cartelitos, amafiados con los agentes federales del Instituto de Migración y los policías estatales y municipales para lanzarse contra los migrantes.
Incluso, y por eso mismo, el entonces procurador de Justicia, ahora Fiscal General de nueve años, “el implacable e impecable” Luis íngel Bravo Contreras, ideó demandar al Grupo México, de Germán Larrea, por permitir que los indocumentados treparan a “La bestia” y así acabar con la mala fama de Veracruz como el peor rincón del país para los migrantes.
Aquel reality show pareció terminar cuando, oh paradoja, a Germán Larrea se le ocurrió levantar un muro de Berlín en Tierra Blanca para bloquear el acceso de los migrantes al patio de su ferrocarril.
Germán Larrea soñó con extender su imperio y emporio a la televisión y quedarse con una de las tres concesiones comerciales que otorgará el presidente Enrique Peña Nieto; pero fue eliminado por sus antiguo aliado, Emilio Azcárraga Jean, de Televisa, donde fungía como miembro del Consejo de Administración.
Pero a cambio, oh paradoja, está en la recta final, y/o ya habría ganado la licitación para explotar el gas shale, que se obtiene mediante el llamado fracking, o sea, la fractura hidráulica, y que tiene su fuente de provisionamiento en el norte de Veracruz y en Tamaulipas, Hidalgo, San Luis Potosí y Puebla.
Y con tal proyecto, cien municipios de las cinco entidades federativas anteriores se expondrán a que miles de hectáreas queden infértiles, pues se trata de una explotación irracional.
Y más en un empresario, el segundo más poderoso de la república, luego de Carlos Slim, que en otros territorios del país ha hecho y deshecho, consciente de que por los favores prestados a las elites políticas, entre ellas el PRI, goza de impunidad.
LA HUELLA DE SUS DESASTRES NATURALES
Ha gozado de impunidad con sus concesiones mineras cercanas a Taxco, Guerrero, a partir de que convirtiera las lagunas y ríos en depósitos de desechos tóxicos, y aun cuando desde hace ocho años las tiene cerradas ante el coraje popular y la irascibilidad social: “El gobierno federal no se las ha retirado” según el columnista Carlos Fernández-Vega, La Jornada, México SA, del lunes 19 de enero, 2014.
En Cananea, Sonora (donde estalló la huelga obrera del porfirismo a la par que en Río Blanco, 1907) “ha contaminado toda la zona y, de paso, la vida de la comunidad, además de ser causante del peor desastre ambiental con la industria minera del país”.
“En Chihuahua dejó un regadero de plomo tras el cierre de su Fundidora de ívalos, en cuyo terreno se construyó un fraccionamiento habitacional que, entre otras gracias, ha dejado a cientos de niños intoxicados por ese metal pesado” (Ibídem).
En Coahuila, con la mina Pasta de Conchos llegó al homicidio industrial, donde luego de la explosión todavía hay 63 cadáveres sepultados bajo toneladas de rocas, pues el barón de la minería en México primero fue priista, luego panista, y ahora de nuevo, con Peña Nieto, priista y, por tanto, intocable.
Y más aún si se considera el testimonio de Chile, donde luego de la explosión de una minera el mismo presidente de la república encabezó el rescate… hasta que salió el último de los obreros, vivo y salvo.
Ahora mismo, en Baja California tiene en marcha el proyecto denominado “El arco”, donde también destrozará la ecología y que se trata “de un yacimiento de cobre de clase mundial… con reservas de mineral de más de mil 500 millones de toneladas… y que producirá 190 mil toneladas de cobre y 105 mil onzas de oro al año”.
Y es que en el proyecto aplican una técnica contaminante para las áreas naturales protegidas de la región y que ha puesto en alerta a los diputados locales…para que las secretarías de Medio Ambiente, Recursos Naturales y de Pesca, y de Economía “proporcionen los expedientes de las autorizaciones de impacto y riesgo ambiental así como las concesiones mineras otorgadas por la coordinación general de minas a Grupo México y Mexicana del Arco, incluyendo las concesiones y perforación de pozos de agua” (Ibídem).
Tal cual es la biografía industrial de Germán Larrea, a quien durante muchos años le llamaran el empresario misterioso, porque es un hombre reacio a que le tomen fotografías y a figurar en las páginas de sociales, hasta que un día, en la campaña presidencial de Enrique Peña Nieto, le tomaron la foto y se hizo pública.
Ahora, con la explotación irracional del gas shale en el norte de Veracruz y cuatro estados más del país, un nuevo peligro ecológico se avecina sobre el territorio jarocho que afectará sobre todo la parte norte.
Agua de Veracruz, para extraer gas shale en Nuevo León
•Rodrigo Medina logra acuerdos
•Agua de la Cuenca de Burgos es salada, inservible
íngel Ramos.- Monterrey.- El agua del acueducto Monterrey VI, que traerá el vital líquido a Nuevo León desde la cuenca del río Pánuco, no sólo será utilizada para abastecer a la Sultana del Norte durante los próximos 50 años, como el gobierno neolonés ha repetido en los últimos años.
Después de conseguir todos los permisos federales y los de los gobiernos de San Luis Potosí, Tamaulipas y Veracruz; la administración de Rodrigo Medina de la Cruz reconoció que el agua del norte veracruzano también servirá para saciar la sed de los miles de pozos de gas shale (al menos 4 mil) que el gobierno espera sean explotados en los próximos años.
Rolando Zubirán Robert, secretario de Desarrollo Económico de Nuevo León y el principal promotor de la extracción de shale en la entidad, reconoció recientemente que el agua traída por ese acueducto será “indispensable” para impulsar a la industria del shale. “Uno de los proyectos más importantes es que viene alineado completamente con un proyecto presidencial, que es el Monterrey VI, que implica traer un acueducto desde el río Pánuco hasta Nuevo León.
"Eso brindará la posibilidad al Estado de contar con agua para los próximos 50 años. Y es de suma importancia para el proceso de fractura de la piedra para la extracción del gas en la Cuenca de Burgos, que requiere de grandes cantidades de agua”, señaló el funcionario.
El gobierno de Nuevo León confía que la extracción de ese hidrocarburo catapultará la economía local a niveles similares a los que experimenta el estado vecino de Texas, donde el shale dejó una derrama económica de 61 mil millones de dólares durante 2012.
Actualmente Petróleos Mexicanos no cuenta con la tecnología para explotar ese hidrocarburo de difícil extracción, que no es más que gas natural atrapado entre rocas llamadas lutitas que se encuentran a varios kilómetros de profundidad.
Es la reforma energética la que le abrió la puerta al shale, pues permitirá la participación de empresas privadas y extranjeras, estas últimas, sobre todo las estadounidenses, con tecnología para extraer el también llamado gas de lutitas.
Nuevo León comparte, con Tamaulipas y Coahuila, uno de los yacimientos de shale más importantes de México. Proyecciones del gobierno de Nuevo León señalan que para el año 2022 del yacimiento llamado Cuenca de Burgos saldrá casi el 37 por ciento de la producción de gas a nivel nacional.
Pero la región tiene una gran dificultad técnica para hacer posible la consolidación de esa industria: para perforar un solo pozo de shale son necesarios al menos 15 millones de litros de agua. La cantidad suficiente para abastecer al municipio de Boca del Río durante dos días.
Y no sólo eso: debido a especificaciones técnicas del proceso, como la posibilidad de que los ductos perforadores sufran corrosión, la extracción del shale requiere de agua de calidad similar a la del consumo humano.
Nuevo León es un estado donde el vital líquido es escaso, el agua que se encuentra en los acuíferos de la Cuenca de Burgos es ligeramente salada y por lo tanto inservible para esa industria. Por ello la necesidad de traer agua de otros lugares, en este caso, de Veracruz.
Durante el proceso de convencimiento y negociación con los gobiernos de otros estados, la administración de Medina de la Cruz no mencionó, o al menos no a la opinión pública, que el agua también sería utilizada para la industria del shale, prohibida en varios países de Europa debido a que hace un uso desmedido del agua.
Para evitar polémicas tras dar a conocer que el líquido también será usado para extraer shale, el gobierno de Nuevo León asegura que el uso prioritario del agua de Monterrey VI (aproximadamente 5 mil litros de agua por segundo cuando esté terminado en tres años) será el consumo humano.
Sin embargo, Juna Manuel Rodríguez Martínez, responsable del departamento de Geohidrología y Geofísica de la Universidad Autónoma de Nuevo León opina que la construcción del acueducto no era necesaria para garantizar el abasto de agua en la zona metropolitana de Monterrey, que aglutina a poco más de 4 millones de personas, es decir, cuatro veces la zona conurbada de Veracruz y Boca del Río.
El investigador señala que el consumo de agua promedio de un regiomontano es de 200 litros al día, cuando la cantidad recomendada por la Organización Mundial de la Salud oscila entre los 50 y los 100 litros.
El investigador sostiene que una campaña de cuidado del agua y rehabilitar la red de agua de la metrópoli, donde se pierde el 20 por ciento del líquido a raíz de fugas, hubiera sido suficiente para asegurar el abasto de agua por los próximos 50 años.
“La sospecha es que Monterrey VI siempre fue concebido para garantizar a los inversionistas el agua que van a necesitar para extraer el gas”, resume Juan Alberto Hernández, representante en Nuevo León de la Alianza Mexicana contra el Fracking, una organización que se opone a la explotación del shale en el país.