Así­, y de acuerdo a normas claras que ellos definieran, uno irí­a por la candidatura de dos años y el otro por la de seis.

Nada, por ejemplo, de un volado como la fama pública registra Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo decidieron en 1998 la candidatura presidencial para luchar contra el priista Carlos Salinas.

Al contrario, reglas transparentes, sin medias tintas, conscientes y seguros de un solo hecho y circunstancia: ninguno de los dos es favorito ni bien visto por Fidel Herrera, el gurú y tlatoani de “Los niños infieles” que así­ él mismo les bautizó cuando de pronto en el transcurso de los últimos cuatro años sintió que lo dejaban solo y/o en todo caso, lo bloqueaban.

Y, por tanto, aun cuando mantengan las relaciones polí­ticas federales de ahora, mientras el fogoso y gozoso y sus discí­pulos tengan aquí­ el pandero, ni Pepe ni tampoco Héctor Yunes vivirán el paraí­so.

Por eso el frente común de ambos y, por eso, la posibilidad de que sigan jugando con el escore para ir juntos, en un solo haz de voluntades.

Pero además hay otra razón incontrovertible: en el gobierno de Veracruz hay suficientes cargos públicos para repartirse entre los fans de Pepe y Héctor Yunes.

La barca de Noé es tan amplia, gigantesca, que todos caben, por tanto ninguna razón existe para pelearse por la candidatura a gobernador por seis años.

Y más porque si el par de senadores se mantiene unido, entonces, el equipo de ambos podrá reciclarse, primero, en el trono imperial y faraónico de dos años y luego enseguida alistarse para repetir los próximos seis años.

Así­, entrarí­an al poder polí­tico, social y económico en el mes de diciembre del año 2016 para entregar el poder el dí­a 30 de noviembre del año 2024, es decir, ocho años completitos.

Más aún: según el acuerdo de los senadores, uno serí­a el góber de dos años y el otro, digamos, el secretario General de Gobierno, y/o la secretarí­a del gabinete legal que deseara.

Y en la gubernatura de seis años sólo intercambiarí­an de silla y oficina.

Por eso, y ante los hechos y circunstancias que van ocurriendo, nada mejor que dejar claras las reglas desde ahora para evitar que alguno escuche el canto de las sirenas en el camino y por caer en tentaciones mundanas el proyecto polí­tico se descarrile.

OCHO AÑOS SEGUIDITOS EN EL PODER

Además, tendrí­an la gran oportunidad histórica de 8 años para lanzar un mismo y único Plan Estatal de Desarrollo.

Ocho largos y extensos años para enaltecer la calidad de vida de los 8 millones de habitantes de Veracruz (por ahora) para así­, incluso, marcar una distancia años luz de la llamada década perdida que ya llevamos desde el año 2004 iniciada con Fidel Herrera.
Ocho años, pues, para el más ambicioso pro
yecto social, económico, educativo, de salud y de seguridad para la población que por ahora ha llegado a la irascibilidad social, porque los sexenios han transcurrido y sólo han dejado miseria, pobreza y jodidez y desempleo, salarios de hambre y migración.

Y de pilón, la más espantosa y terrible inseguridad de que se tenga memoria desde el sexenio de Agustí­n Acosta Lagunes.

LEALTAD A PRUEBA DE BOMBA

Más aún: si en los equipos de Pepe y Héctor Yunes también existieran ambiciosos inescrupulosos por el enriquecimiento inexplicable tipo “Niños infieles”, si nos atenemos al presupuesto actual del gobierno de Veracruz, se tratan de cien mil millones de pesos anuales que, incluso, y desde ahora, en este año será de 120 mil millones que multiplicados por ocho años consecutivos en el trono… lector, haga cuentas.

Más los negocios lí­citos e ilí­citos a la sombra del poder.

Más el diezmo y el doble diezmo.

Más el tráfico de influencias para comprar bienes muebles e inmuebles, terrenos, edificios, departamentos, mansiones, ranchos, ganado, pinturas, joyas y hasta aviones, como reza la fama pública el caso de Jorge Alejandro Carvallo Delfí­n, con su aeronave en El Lencero con pilotos de Sinaloa.

El paraí­so espera a los senadores priistas, siempre y cuando se mantengan unidos a prueba de bomba, a prueba de chismes y a prueba de tentaciones y Pí­pilas y a prueba de traiciones.