La CIA en Veracruz
•Manual contrainsurgente
•Minar voluntad de lucha
I
La reportera de La jornada, Blanche Petrich publica un reportaje intitulado: “CIA: maten a los rebeldes”, basado en un documento de Wikileaks, a partir de un manual de la Agencia Central de Inteligencia en la lucha contrainsurgente.
Entre otras estrategias revela las siguientes:
Luis Velázquez
Una. Bombardear un “objetivo de alto valor” como puede ser, por ejemplo, un campamento guerrillero en alguna parte del mundo para “erosionar la capacidad de acción del grupo rebelde”.
Dos. “El asesinato político de las cabezas más visibles de un grupo guerrillero” en caso de ser necesario, aun cuando el manual recomienda “asesinar a cuadros de segundo o tercer nivel para dañar las redes de la organización” insurgente.
Tres. La práctica de la tortura.
Cuatro. “La remoción de liderazgos, neutralización y marginación de dirigentes guerrilleros”.
Cinco. En cada caso, evaluar los pros y los contras “de los planes de liquidación de líderes insurgentes”.
Seis. “Capitalizar políticamente los golpes infligidos a la guerrilla, erosionando la moral de las bases insurgentes”.
El objetivo es dañar la moral y la disciplina de los grupos rebeldes, debilitar su voluntad de lucha y la base de apoyo y afectar su capacidad de mando.
II
Pues bien, quizá la secretaría de Seguridad Pública, a cargo del general Arturo Bermúdez Zurita, egresado de West Point, ya conocía el manual contrainsurgente de la CIA porque en los últimos cuatro años del sexenio próspero ha sido aplicada la siguiente estrategia:
Una. El exilio en París del reportero incómodo, Andrés Timoteo.
Dos. La confinación en el penal de Tuxpan de la reportera indeseable, María Josefina Gamboa.
Tres. La desaparición hasta la fecha de José Antonio Flores, “El oaxaco”, el constructor que bloqueó con nueve alcaldes de la zona montañosa de Soteapan, en el sur de Veracruz, la autopista, reclamando servicios, y desaparecido en las goteras de la ciudad de Xalapa, luego de que un par de patrullas lo seguían y vigilaban.
Cuatro. El encarcelamiento de un par de tuiteros en el penal de Pacho Viejo que sembraron el pánico entre los padres de familia, anunciando que estaban secuestrando niños en las escuelas primarias.
Cinco. El encarcelamiento del reportero crítico, Carlos de Jesús Rodríguez, en el penal de Pacho Viejo y en donde fuera víctima de los carteles que allí cogobiernan.
Seis. La ley Enrique Ampudia para criminalizar la protesta pública con cinco años de cárcel a quienes bloqueen las vías de comunicación, ideada a partir del levantamiento de “El oaxaco” con alcaldes indígenas de Soteapan.
Siete. El asesinato de diez reporteros, la mayoría trabajadores de la información policiaca en sus medios, hasta ahora, impunes todos.
Ocho. La política de comunicación social del gobierno de Veracruz de mantener relaciones comerciales con los medios, siempre y cuando se dobleguen.
III
Nueve. La retención de las participaciones federales, que ya vienen etiquetadas, a los alcaldes incómodos, la mayoría de oposición.
Diez. El envío de comandos policiacos Según el manual de la CIA contra la insurgencia popular, su estrategia ha sido aplicada por el gobierno de Veracruz en los últimos cuatro años a los indígenas que organizan caminatas a Xalapa reclamando promesas incumplidas como el caso, por ejemplo, con los compas de Soledad Atzompa, en la sierra de Zongolica, y su alcalde Bonifacio Aguilar al frente.
Once. La cooptación a líderes campesinos irredentos como el caso de César del íngel con sus 400 Pueblos.
Doce. La fallida iniciativa de ley Bala Bermúdez para seguir criminalizando el coraje social, archivada luego de la inconformidad pública.
Trece. El rafagueo sistemático por las redes sociales a los grupos sociales incómodos al gobierno de Veracruz.
Catorce. El permanente linchamiento del contralor Ricardo García Guzmán a los medios impresos, hablados y digitales que según él “linchan a los políticos y lastiman al gobierno del estado”.
Quince. La intriga palaciega en contra de los reporteros críticos para defenestrarlos como acostumbra el vocero Alberto Silva Ramos, y como también su antecesora, María Georgina Domínguez, creyendo que el mundo todavía es hegemónico y, por tanto, ningún derecho existe a la pluralidad y a pensar y sentir de una forma distinta a la oficial.
Dieciséis. La satanización de los desaparecidos, secuestrados, ejecutados, sepultados en fosas clandestinas y tirados a los pozos artesianos, los ríos Blanco y Coatzacoalcos y en la vía pública.
Diecisiete. La creación de un Cártel de Palacio, como le llaman los mismos reporteros de Xalapa, al grupo de homólogos cuya chamba consiste en descarrilar ruedas de prensa cuando se atraviesan preguntas incómodas al gabinete legal y ampliado.
Todo lo anterior, como afirma el manual de la CIA, para arruinar la moral de quienes piensan diferente y debilitar su voluntad y disciplina y afectar su capacidad de trabajo.
Sólo falta que en los próximos 24 meses del duartismo, la Secretaría de Seguridad Pública reproduzca la otra estrategia que le faltaría enmarcada en el manual de la CIA difundido por Wikileaks, la agencia noticia independiente de Julián Asange, asilado en la embajada de Ecuador en Londres, como es la tortura y el asesinato.
vivien 01 Ene, 2015 - 02:34
excelente nota